Una ciudad que se seca

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Guillermo DELOYA


Septiembre 05, 2018

Si un problema puede ser agudo en cuanto a la inconformidad social, ese es el problema de la escasez del agua para consumo y servicios en una comunidad. Desafortunadamente, aun cuando el acceso al vital líquido se encuentra catalogado por la ONU como un derecho humano, contenido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y sobre el que el propio Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de dicha organización ha establecido atributos básicos para conseguir la seguridad hídrica, el problema de desabasto y poca accesibilidad es una realidad muy aguda en el orbe mundial, pero por igual y subrayadamente en la localidad que nos aloja.

El abasto de agua y saneamiento del agua, son responsabilidad constitucional de los Ayuntamientos, tal y como lo establece el artículo 115 de la Constitución General, el problema radica en muchas ocasiones en que los municipios no tienen la capacidad financiera para proporcionar el servicio, por lo que urgen del apoyo del Estado y la Federación.

En el caso de Puebla, se ha experimentado un crecimiento demográfico notorio, que aunado a las malas decisiones administrativas tienen al asunto en una relevancia tal, que podría catalogarse como un verdadero conflicto social en potencia. La poca eficiencia en la actuación e interacción entre autoridades en materia del Agua en el Estado, dígase Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Puebla (CEAS), el SOAPAP, la Comisión Nacional del Agua (dirección estatal) y la empresa Agua de Puebla, nos dejan para los años venideros una ciudad que bien podría experimentar una real sequía o escasez generalizada. 

Y no es exagerado plantearlo así. De los sistemas Xoxtla, Nealtican, Clavijero y Malintzi-Amozoc, la ciudad recibe cerca de 4,000 litros por segundo provenientes de poco más de 200 pozos. De esta cifra se estima que 37 por ciento resulta en pérdidas por fugas y tomas ilegales, haciendo así que el déficit en la necesidad de provisión se acrecenté y por tanto se cuantifique en casi 2,300 adicionales por segundo. Obsta decir que no se ha apostado por la inversión en extracción ni reparación de infraestructura. La empresa encargada de la administración y provisión del servicio sencillamente está sorteando la tormenta.

De todos es conocida la historia por la que a la empresa Agua de Puebla se le concesionó el servicio del agua en el Municipio de Puebla y otros municipios, decisión que en su momento respaldara el propio Congreso del Estado de Puebla y que ha sido duramente cuestionada por la poca calidad del servicio que actualmente la mencionada empresa otorga, aunado a que hay cientos de colonias angelopolitanas, que no conocen el abasto por semanas enteras.

La problemática lleva a asuntos colaterales de relevancia, a tal grado que ante el desabasto, las familias poblanas comenzaron a solicitar servicio de pipas y agua en garrafón. Los piperos con tal de obtener y vender agua barata, empezaron a utilizar y sacar agua de pozos ilegales, o a utilizar agua sucia, lo mismo sucedió con los garrafones; dando inicio a un mercado negro por la necesidad del servicio. Existen quejas por parte de las piperos establecidos de que existe una competencia injusta pues el precio de la pipa es de casi el doble al precio que ofrecen los piperos ilegales.

No sólo estamos ante un problema de cantidad, sino por igual de calidad. No hemos apostado a infraestructura que procure el saneamiento de aguas residuales. Existen en la zona metropolitana de Puebla, misma que comprende San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, Cuautlancingo, Amozoc, Santa Clara Ocoyucan y Puebla capital, 22 plantas de tratamiento, de las cuales sólo funcionan 12 y sólo 2 cumplen con la norma oficial mexicana 01, 02 y 03 de Semarnat para el tratamiento de agua. Sería propicio que con un correcto re-uso del agua tratada, se pudieran generar ahorros al destinarse ésta para uso secundario como riego de camellones, parques, jardines, autolavados, agua para las industrias, dejando el agua para abastecer a las familias para su consumo personal.

Puebla en su crecimiento proyectado, tiene un déficit futuro en el suministro que, de seguir en este camino, se agravaría la situación en zonas y juntas auxiliares donde actualmente la propia infraestructura ya no tiene las capacidades técnicas ni operativas para evitar las fugas que se traducen en mermas, y finalmente para proveer en suficiencia a los hogares que actualmente no conocen un lo que es contar con agua potable a precios accesibles en sus hogares.

El problema del agua está evolucionando a un problema de atención inmediata. El trayecto que tendrá que venir para que primero exista una definición sobre si se revertirá la concesión otorgada a la empresa que actualmente la administra, tendrá que ser muy breve así como las adecuaciones legislativas subsiguientes. No tenemos tiempo sobre todo en esta otra Puebla que vive entre tinacos vacíos y desesperanza enraizada.

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