Puebla, un modelo de movilidad urbana agotado

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Guillermo DELOYA


Septiembre 19, 2018

Transitar por las calles poblanas (en donde existen) es prácticamente una actividad de alto riesgo sobre todo ante el deterioro que las carpetas asfálticas han tenido en estos duros tiempos de lluvia. Hoy por hoy estamos llegando como ciudad a una situación de colapso en tránsito vehicular y a una insuficiencia en materia de transporte público.

La movilidad urbana debe ser una herramienta eficaz de la política pública para reducir las desigualdades sociales y también una real herramienta para avanzar hacia la sustentabilidad de nuestra Puebla. Hasta el día de hoy, podemos afirmar con certeza que su potencial no ha sido aprovechado. Por el contrario, la planeación de la movilidad urbana ha sido pensada tradicionalmente en función del automóvil y ha generado severos problemas ambientales, de tránsito y en la calidad de vida de los poblanos. No se ha apostado de manera correcta por otra parte, a través de una campaña integral, a medios no motorizados como alternativa de transporte.

En materia de movilidad, es una tendencia clara de las ciudades de avanzada, el buscar un equilibrio territorial y avanzar hacia una movilidad más sostenible, así como cumplir con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Cada vez se opta más por políticas de reducción de las necesidades de movilidad, además de no favorecer las actividades y usos urbanísticos que supongan un incremento de la demanda de transporte motorizado, el fomento de los medios de transporte menos emisores de CO2.

En una ciudad donde el colapso vehicular parecería ya posible para los años venideros, sería una buena apuesta el potenciar la intermodalidad tanto para el transporte de pasajeros como de mercancías, para conseguir una mayor eficacia energética y ambiental. Debemos considerar a la movilidad urbana no en función de mover automóviles sino en priorizar al peatón, a los ciclistas y al transporte público dentro de las políticas públicas.

Para la solución de estos problemas, sería muy útil un proceso de planeación de vías de tránsito y de movilidad con un enfoque metropolitano, sustentable y participativo. Su puesta en marcha, requiere necesariamente la participación activa de la sociedad, en donde establezcamos un dialogo abierto y deliberativo para que todos los actores sociales colaboren en su elaboración y la sociedad participe activamente en su implementación.

Si apelamos a la numeralia, nos damos cuenta de las dimensiones tanto de diagnóstico como de reto para esta noble capital. La ciudad de Puebla cuenta con 225 rutas de transporte público, 12 vías radiales, 35 vialidades primarias con 128 km, 38 vialidades secundarias con 95.8 kilómetros, 75 por ciento de la población utiliza transporte público, el gasto público asciende en materia de transporte a $250 millones, se generan 22 toneladas diarias de CO2 por el transporte público donde acontecen aproximadamente 800 muertes anuales en este transporte.

Y por igual en lo que respecta a medios de transporte no motorizados, a pesar de no existir una política de generación de conciencia para optar por esta vía de movilidad, la infraestructura existente es precaria. Puebla cuenta con 41 kilómetros de ciclopistas, 14.5 km en Hermanos Serdán, 3.5 km en Angelópolis, 18.3 kilómetros en Periférico, 4.8 kilómetros en CU-Centro y 2 kilómetros en Paseo Río Atoyac.

El actual contexto y problemática de la movilidad son el resultado de múltiples factores mismos que generan la necesidad de las personas para desplazarse y por lo tanto en un gobierno municipal, se deberá generar una real coordinación para concretar de forma eficiente un programa para la movilidad ágil, segura y sostenible.Es necesario que los poblanos conozcan las insostenibles consecuencias del modelo actual y por qué debemos cambiar hacia el uso de transportes más amigables con el medio ambiente.

Es no solo una tendencia, sino una real necesidad crear bases de planeación de la movilidad, como una herramienta de políticas públicas eficaces para abatir las desigualdades sociales y para que Puebla sea un municipio sustentable.

Planificar y gestionar la movilidad basada en estrategias, dirigida a reducir el uso del automóvil, mejorar el transporte público, brindar seguridad y contar con una eficaz infraestructura ciclista y peatonal son acciones que los poblanos no podemos postergar a menos que en un sentido amplio lo deseado sea que nos dejemos de mover.

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