Otro espectáculo lamentable al más alto nivel en Estados Unidos

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Barthélémy MICHALON


Septiembre 29, 2018

Había mucho en juego en la audiencia del jueves pasado en el Senado de Estados Unidos.El espectáculo mostrado por los protagonistas confirmó que el sistema político estadounidense se vuelve cada vez más caricaturesco y polarizado.

En pocas palabras: Trump propuso a BrettKavanaugh como juez a la Corte Suprema y los Republicanos respaldan esta decisión. Ahora el Senado debe ratificarla. Las apuestas están muy altas por una serie de razones: primero, es la más alta institución judicial del país, cuyas decisiones son de máxima importancia. Segundo, es un cargo vitalicio: esta designación tendrá un impacto durante varias décadas. Tercero, por el momento hay cuatro jueces "liberales" y el mismo número de "conservadores", por lo que quien ocupe el noveno asiento contará con el voto de desempate. Y cuarto: con un presidente como Trump, es más crucial que nunca que la Corte Suprema pueda jugar su papel de contrapeso.

Como controlan 51 de los cien escaños en el Senado, los Republicanos tienen en sus manos el proceso de nombramiento… siempre y cuando nadie en sus filas se aleje de la línea del partido, lo que a estas alturas no se puede dar por sentado.

Sin embargo, como sucede con cierta frecuencia en la política de Estados Unidos, surgió un escándalo de último minuto: una mujer, Christine Blasey Ford, acusó al aspirante de haberla agredido sexualmente hace más de 35 años.

Es por este motivo que ambos, por separado, han comparecido ante una comisión del Senado para exponer su versión de lo que habría sucedido en el verano de 1982. Ambos testimonios, seguidos por una sesión de preguntas y respuestas, fueron difundidos en vivo en los principales canales de noticias y en numerosas plataformas en línea. Lo menos que se puede decir es que fueron bastante emotivos.

Abundaron los comentarios en los medios de comunicación y en las redes sociales, en Estados Unidos y más allá. Enfocaré los míos enlos siguientes dos aspectos.

Primero: en lugar de buscar la verdad, esta comisión actuó de manera absolutamente partidista: cuando se dirigían a Kavanaugh, los senadores Republicanos – todos hombres – expresaban comentarios en su defensa ("amigo mío, no tienes por qué pedir disculpas") o formulaban preguntas diseñadas para ayudarlo, cuando no vituperaban contra aquellos congresistas del otro bando. En cambio, varios Demócratas se lanzaron en una serie de preguntas, a veces ridículamente precisas, sobre su vida de adolescente ("así que Ud. vomitaba mucho… ¿era por consumo excesivo de alcohol?"). En lugar de ayudar a determinar qué fue lo que sucedió, esta comisión se dejó ver como es: un escenario donde partidos rivales persiguen sus intereses.

Sin duda esta división entre bandos opuestos se repercutió dentro de una población estadounidense de por si altamente polarizada. Si fuera Republicano, estaría convencido de que esta historia fue el producto de una conspiración organizada por los Demócratas para descarrilar un proceso sobre el que ya no podían influir políticamente. Si fuera Demócrata, consideraría que el descartar el testimonio de Ford es una afrenta a ella como mujer y, más allá, a todas aquellas que fueron víctimas de actos indignantes y no pudieron hacer oír su voz. En cualquier caso, las lágrimas de uno me parecerían auténticas, las del otro artificiales y ensayadas.

Segundo: en caso de que Kavanaugh esté finalmente nombrado, como es muy probable a pesar de todo este circo, ¿qué autoridad moral podrá ostentar una vez en el cargo,con estas acusaciones de agresión que nunca dejarán de rodearlo? ¿Cómo podrá ejercer con dignidad un puesto de altísima importancia después de que millones de televidentes e internautas hayan visto estas imágenes de él tan inseguro, tan vulnerable, tan torpe, y cuando estás imágenes seguirán accesibles en segundos a cualquier persona con acceso a Internet? Más allá de su caso personal, ¿qué legitimidad tendrán las decisiones de la Corte Suprema que serán tomadas con un solo voto de mayoría, incluyendo el de esta persona desacreditada?

Para terminar: a nadie le sorprende que Estados Unidos se encuentre de nuevo inmerso en una crisis institucional. Quizá ésta tenga un lugar aparte de las demás por afectar simultáneamente a las tres ramas del poder – ejecutivo, legislativo y judicial – que el país se enorgullece de mantener tan separadas.

* Profesor de tiempo completodel Tecnológico de Monterrey en Puebla, en la carrera de Relaciones Internacionales – [email protected]

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