Martes 16 de Octubre de 2018

Annette es una hermosa niña que, a su corta edad, perdió un gran amor. Con el corazón afligido, pidió un deseo al universo: una perrita. Aquel, bondadoso y sabio, la escuchó y dio paso al encuentro. Una tarde, mirando internet, Annette y su mamá vieron la foto de una perra perdida que buscaba a su familia. Sorprendida y con mucha ilusión gritó: "¡Mamá, es mi perra, es Mindy! Sin embargo, debían esperar a que alguien la reconociera, antes de pedirla en adopción.

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Procuro poner atención a los perros que me encuentro en el camino; algunas veces solo nos miramos, otras, se acercan para saludarnos y, si tengo suerte, puedo acariciarlos y regalarles galletas. Hay días en que las prisas son mayores a mis impulsos de socializar con otra especie; sin embargo, a pesar de no poner atención, algo indescifrable toca mi alma y me regala la oportunidad de ser el puente entre dos vidas.

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Íbamos en el coche y mientras buscábamos dónde estacionarnos, vi a una perrita que parecía perdida, la seguí unos segundos con la mirada y avanzamos con prisa unos metros más. Rápidamente bajamos del auto, un aullido nos sacó de concentración, volteamos y del otro lado de la acera la perrita nos miraba. Como es mi costumbre, la saludé y seguimos nuestro camino. Momentos después, nos percatamos de que la pequeña caminaba junto a nosotros. Nos siguió dos calles, nos esperó afuera de la escuela durante una hora, caminó a nuestro lado de regreso al auto y se subió con nosotros.

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Annette esperaba con ansias a su Mindy, yo estaba indecisa en entregarla porque pensaba que una familia la estaba buscando. Susi, nuestra amiga veterinaria, me aconsejó darla en adopción; había pasado una semana y nadie la había reclamado. Le conté a mi amiga Aída la historia de Annette, su pérdida y su deseo; y cómo nos siguió la perrita. "Es muy claro el mensaje, Laura" -me dijo-. "En Mindy ha reencarnado el amor que Annette perdió, por eso la ha reconocido al ver su foto. Mindy te pidió ayuda para poder llegar a Annette".

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Eran las seis de la tarde, caminaba con Mindy a mi lado en el parque Juárez. A lo lejos vi sentada una niña junto a su hermana y su mamá. Volteó a vernos y su cara cambió por completo. "¡Es Mindy, mamá! ¡Es mi Mindy!".

A partir de ese día, creo que en el más allá escuchan nuestros deseos. Imagino que el universo, sabio y bondadoso, le permite a los espíritus más hermosos convertirse en aire, mariposa o en perro para regresar a acariciar los corazones dolidos de quienes más los amaron.