Planes efectivos

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Eduardo GÓMEZ GÓMEZ


Octubre 22, 2018

La capacidad de generar ideas es propia de cada ser humano.

¿Cuántas ideas habremos generado cada uno de nosotros?

Es cierto que no todas las ideas que hay en nuestro pensamiento son propias, es decir: en muchas de ellas seguimos el pensamiento de otras personas, incluso de personas que no hemos conocido.

El conocimiento y la cultura, así como las perspectivas sociales ideológicas, idiosincráticas o de cosmovisión o de concepción se han formado por años, lustros, décadas, siglos, milenios, y desde luego que tienen su influencia en nuestra realidad cotidiana, independientemente de qué tan conscientes seamos de ello. Es un tema vastísimo y que sólo mencionamos aquí para reconocer su existencia, pero no abundaremos al respecto.

En cambio, las ideas específicas e individuales, aunque estén dentro del marco más amplio antes mencionado y se expliquen dentro de él, son las que nos llevan a actuar.

Tales ideas pueden provenir de modelos, de planes muy elaborados, de expectativas, de ilusiones, de intuiciones o de reacciones, pero el hecho es que nos conducen a actuar, y por tanto impactan en la realidad.

Es singular cómo, en algunas ocasiones, hacemos algo y el resultado no se parece a lo que teníamos en mente.

Tú, ¿has vivido experiencias de este tipo? Sí, experiencias como esta: tenías una idea y parecía extraordinaria, por lo que pusiste manos a la obra, y de pronto: ¡zas!, el resultado no se parece a lo que esperabas. Notaste que habías ignorado u omitido tal o cual cosa, lo cual es absurdo, pues "siempre" la considerabas. No tiene sentido. ¿Cómo es posible que no la "hubieras considerado"? Y, sin embargo, sucedió.

Sucesos como el anterior no son extraños, ni muestran incapacidad o deficiencia general del individuo. Simplemente, muestran que el individuo requiere mayor formación o entrenamiento en la elaboración de planes.

Pongamos un ejemplo: tienes a una persona que "nunca" ha pintado una pared, y le pides que pinte una. Entonces, lo hace. Luego se siente incómoda porque junto a ella había un pintor que ha pintado miles de paredes en su vida. Y mientras él apenas lleva una pequeña porción de la pared pintada y con visibles escurrimientos, el pintor experimentado ya ha terminado 3 paredes. Desde luego que hay diferencias, y obedecen a la pericia (destreza, habilidad) y la disposición (ganas y disfrute de hacerlo) de la persona. La pericia requiere entrenamiento constante: hay una diferencia entre la experiencia de haber pintado 1 pared y la experiencia de haber pintado miles de paredes. La disposición obedece a la voluntad e interés de la persona. Si uno de estos factores falla o es deficiente, ya puedes imaginar la calidad y naturaleza del resultado.

Por lo mismo, una persona que no está habituada a hacer planes es muy factible que cuando los haga, se encuentre con resultados distintos a los que consideraba que obtendría.

¿Qué tanto entrenamiento se requiere al respecto? Nuevamente, depende de la pericia y de la disposición; de saber cómo hacer (comprender y utilizar los conocimientos esenciales para hacer los planes, en cuya base están los conocimientos para comprender la realidad sobre la que se aplicarán los planes) y de querer hacerlo (tener la disposición y el propósito de lograr los resultados esperados).

Ya puedes ver dónde puede haber variaciones en lo anterior.

Si eres una persona que realmente quiere lograr determinados resultados, entonces puedes empezar a observar qué tan preparado estás para encarar, observar, conocer, comprender e identificar las leyes que regulan la parte de la realidad sobre la que pretendes actuar, aceptar su funcionamiento y diseñar las acciones para transformar coherente y factiblemente su desenvolvimiento para reencauzarla hacia tu objetivo o resultado esperado.

Recuerda: cuando un modelo o una idea no coincide con la realidad, necesitas comprender que la realidad "no está equivocada". Sólo en ese camino desarrollarás tu capacidad para planear.

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