El urbanismo no es oficialismo

  • URL copiada al portapapeles

El urbanismo es una disciplina que ha estado en la frontera del conocimiento.

Como su ejercicio del pensar tiene por fin a la ciudad, entonces sus saberes y deberes por amplios o modestos que sean, penden al filo de la navaja, máxime cuando tocan a la realidad política.

Así, la libertad de pensamiento ganada en las aulas se encuentra afuera perdida.

Los urbanistas, sobre todo los jóvenes, viven una encrucijada insalvable: han sido formados en urbanismo con vocación operativade servicio a la administración pública y, por tanto, su posturacrítica ante el poder es nula, o fueron formados con crítica contestataria y sus nociones verbales no cuajan en proyectos alternativos, ni a poner en entredicho las propuestas urbanas -irracionales- del poder.

Urbanismo académico, responde: ¿dónde están los proyectos de ciudad que has sugerido? ¿Dónde los proyectos que coadyuven a sanear el ciclo del agua? ¿Dónde están los proyectos de movilidad metropolitana, multimodal y amigable en recorridos veloces y transitables en recorridos cortos? ¿Dónde la propuesta de estructura urbana de gran ciudad con barrios metropolitanos estructurados con criterios de espacio público, intertextual, multicultural y, por supuesto, verde? ¿Dónde los proyectos de parques metropolitanos de territorios que a gritos de la defensa ciudadana claman por su realización? ¿Alguna vez han existido?

Síque sabemos donde están: mediatizados en la basura, en los archivos muertos de "la sociedad de los urbanistas muertos" o nonatos; en la oposición sin propuesta, allende del furibundo discurso y, si acaso, polvo de aquellos lodos, cenizas de ese fuego utópico del urbanismo platónico, en los más jóvenes estudiantes de esta (in)disciplina a los que se les ha vendido la idea de que el urbanismo es una ciencia, y no una sirvienta más de la administración pública. Idea descreída en cuanto pasan, si es que pasan, a vivir de ello en la vida burocrática.

¿Eso es todo? Lamentablemente, no. Con todo respeto para quienes aún creen que el urbanismo se reduce a una operación de transparencia para dosificar y hacer mixturas del suelo urbano, eso es, por decirlo suavemente, un urbanismo elemental y utilitario.

El inmenso Antonio Gramsci, en sus Cuadernos de la cárcel y en todo cuanto él escribía, pensaba en el intelectual orgánico como aquel pensador polémico y propositivo que sabe discutir simultáneamente con el poder y con el saber. Por eso lo vemos polemizandolas tesis filosóficas del gran Benedetto Croce, quizá sin que éste por cierto lo tomara en serio, sino para enterarse de que hasta los marxistas italianos lo leían.

¿A qué viene ello? Pues a que el urbanista debe ser un pensador independiente en el ejercicio del pensar, no importando donde labore: la administración pública, la academia o como consultor. Siempre debe generar modelos polémicos en diálogo con el poder. Ésa es la imagen que Gramsci se formó del contacto entre el intelectual y el príncipe. Y no hay porque rehuir diálogos o debate -como se presenten las cosas- cuando argumentos urbanos sobran para encararlo. Ojo: Gobernanza es estrategia.

Hay amargamente un fatal maridaje entre el poder político y el urbanismo que no debiera ser. El urbanismo no es sirvienta ni hembra casquivana del poder. ¿Y entonces cuál rol le corresponde? Imperativo categórico: civilizadamente en una ciudad metropolitana, justamente el ejercer su parte de conciencia moral.

El urbanismo, la urbanística para ser más preciso, es un oficio de pensar como objeto de conocimiento a la ciudad y su entorno…realizar el mundo de vidaque sugiere Habermas.

"[...] Yo no lo sé de cierto, pero lo supongo", dice un maravilloso verso de Jaime Sabines.

[email protected]

  • URL copiada al portapapeles