Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Noviembre 05, 2018

Totalmente desatinada resulta la invitación al inaceptable de Nicolás Maduro para que asista a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador. Y es que Maduro es un personaje indeseable, porque lo que menos tiene es ser maduro, no hace honor a su apellido en ningún momento.

Hoy vemos como en Latinoamérica se establece un socialismo irreversible, y da miedo imaginar que asesores de otras naciones como Cuba y Venezuela, tengan influencia e injerencia, en el pensar y actuar del hoy presidente electo. 

Y es que no queremos imaginar siquiera, en que regrese el control en las comunicaciones, y que haya leyes desfavorables que desincentiven los negocios, o se estanque el desarrollo de nuestro México.

Por lo pronto estamos ciertos de que ya han dejado el país quienes han podido, y no quieren ni siquiera imaginar, y dar oportunidad a que inicie la gestión de AMLO. Hay quienes en el exterior apuestan a que habrá éxodo de capital hacia otras partes del orbe, cambio de nuestra Carta Magna, y un deterioro exponencial hacia el 2022.

Desde hace al menos cinco años, hemos visto como miles de venezolanos salieron a las calles a manifestarse en contra del gobierno de Nicolás Maduro, las movilizaciones han dejado cientos de muertos y aún más heridos. La ola de descontento marcó un punto de inflexión para el Ejecutivo de Maduro. Desde entonces el deterioro de la situación económica, social y política ha marcado a Venezuela. Y aunque Maduro ha superado políticamente las barricadas, éstas muestran a un país que intenta sobrevivir a una crisis sin precedentes.

Además en Venezuela se ha agravado la situación de los derechos humanos; y el modelo del régimen de Hugo Chávez sigue fiel a su visión política, de ocupar todos los espacios, atacar la propiedad, la producción y los comercios. Los mexicanos independientemente de a quién le dimos nuestro voto en las pasadas elecciones, no queremos pensar en una situación similar, deseamos que el país marche de la mejor forma, por el bien de todos. 

Por otra parte es menester mirar con optimismo hacia el futuro, pensemos que la suspensión del proyecto del nuevo aeropuerto no lo es todo, que en otros sexenios han quedado inconclusas grandes obras y démosle un voto de confianza a AMLO, como digo, por nuestro bien, todos vamos en el mismo barco.

Tampoco deseamos ver en nuestro México una crisis económica y sociopolítica como la que atraviesa Nicaragua, la situación ha dejado más de 528 muertos en los últimos seis meses y medio, en protestas contra el presidente Daniel Ortega, que ha propiciado ejecuciones extrajudiciales, torturas, obstrucción a la atención médica, detenciones arbitrarias, secuestros y violencia sexual, entre otras violaciones a los Derechos Humanos.

En días recientes los mexicanos hemos visto al menos cuatro caravanas de migrantes que procedentes de Honduras, Guatemala y El Salvador, intentan cruzar nuestro país, para llegar a los Estados Unidos; familias completas se la juegan literalmente por huir de la situación que prevalece en sus países de origen.

Y es que los éxodos masivos propician crisis que tienen impacto regional, y requieren un tratamiento multilateral. Esto no lo queremos ni deseamos los mexicanos. Así pues, esperemos que nuestro futuro presidente reaccione ante éstas manifestaciones de desencanto y tristeza; así como conduzca a nuestro querido México a buen puerto.

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