Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno Emiliano Zapata

El día 28 de noviembre de 1911, en Ayoxuxtla, en el Estado de Puebla, se firmó el Plan de Ayala, es decir, hace 117 años

La vecindad Podcast

Memorias del Crimen

 

Si no hay justicia para el pueblo,

que no haya paz para el gobierno

Emiliano Zapata

 

El día 28 de noviembre de 1911, en Ayoxuxtla, en el Estado de Puebla, se firmó el Plan de Ayala, es decir, hace 117 años firmaron, quienes conformaban el Ejército libertador del Sur, comandado por Emiliano Zapata, dicho plan que iniciaba así: "Los que subscribimos, constituidos en Junta Revolucionaria para sostener y llevar á cabo las promesas que hizo la revolución del 20 de noviembre de 1910, próximo pasado, declaramos solemnemente ante la faz del mundo civilizado que nos juzga y ante la Nación á que pertenecemos y amamos, los principios que hemos formulado para acabar con la tiranía que nos oprime y redimir á la patria de las dictaduras que se nos imponen […]".

Existen muchos libros, documentos, ensayos respecto al contenido del Plan de Ayala, cómo se firmó, quiénes participaron en su elaboración, por qué se llama Plan de Ayala, si es que se firmó en Ayoxuxtla, Puebla y no en la población de la Villa de Ayala, Morelos; también existen trabajos respecto a quién es el precursor del Plan, si es que efectivamente fue elaborado por un profesor de escuela primaria (Huerta, Luis. Otilio Montaño ¿traidor o compadre de Zapata? Ciudad de México: Miguel Ángel Porrúa, 2017) y no participaron intelectuales o políticos, estudiosos del tema para su elaboración. Pudiera decirse que existe una gran cantidad de textos que hacen mención a ese plan, como la bandera que legitimó la revolución del sur, es decir, la revolución campesina, que, cansada por toda la serie de violaciones, saqueos que tuvieron por generaciones, en particular en el Estado de Morelos por las haciendas que se dedicaron a la siembre de la caña de azúcar, vieron en ese tiempo la oportunidad de sublevarse para exigir la restitución de sus tierras que fueron absorbidas por las Haciendas (algo muy similar a lo que sucede actualmente con los fraccionamientos de lujo contra los campesinos). Pero lo que no menciona la historia, los que se han dedicado a investigar la obra de Emiliano Zapata y a desglosar históricamente cada uno de los enunciados del Plan de Ayala, es si ese documento es efectivamente un documento meramente político que legitimó las batallas del ejército libertador del Sur o, bien, si se trató de un documento que fue más allá y, en realidad, si se trata de un documento jurídico. Por ende, es momento de preguntarse: ¿tendrá algún alcance jurídico ese documento?

Resulta que normalmente se hace mención del Plan de Ayala como si hubiera sido el legitimador de lo que fue la denominada "comuna de Morelos", sobre la que, también, la historia oficial menciona poco (Gilly, Adolfo. La revolución interrumpida. Ciudad de México: Ediciones Era, 2016) más por razones políticas que por razones jurídicas. Pues bien, vale la pena considerar en este mes de noviembre, 117 años después, si el Plan de Ayala sólo se quedó en un documento político, es decir, de buenos propósitos o si, en realidad, se trata de un instrumento jurídico, pues de ser así, el Plan de Ayala no fue nada más la insignia de la revolución del sur, esto es, la revolución de los campesinos o, como despectivamente se les denominaba, "come vacas" (Paz, Octavio. Emiliano Zapata. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2012), sino que se trató del inicio en México de una revolución jurídica, muchas de las veces interrumpida. Por lo que, de ser un instrumento jurídico, entonces se modifica la concepción popular de que las leyes y el derecho están únicamente para sujetar al pueblo con la ley, para que él asuma las decisiones de los gobernantes y el del poder económico (que, en aquel entonces, era el poder de los hacendados), y se empieza a entender que el derecho es emancipatorio (Santos, Boaventura de Sousa. Las bifurcaciones del orden. Revolución, ciudad, campo e indignación. España: Trotta; Colombia: Siglo del hombre editores / ILSA, 2018), que el derecho es, entonces, libertador.

De ser así, de considerar al Plan de Ayala como un instrumento jurídico, como un plan no nada más de lucha, sino como una serie de disposiciones jurídicas que se deben cumplir, entonces, es evidente que el derecho es útil, no únicamente para la simple explotación que hace el hombre contra el hombre, sino, más que eso, que el derecho puede permitir las libertades de los más oprimidos. Por lo tanto, no debemos esperar a que el derecho y las instituciones que lo conforman, como es el caso de sus leyes, sean emitidos solamente por un gran legislador, que es el Estado, ni asumir que esa monopolización del Estado es lo correcto en el derecho; ya que, de esta manera, no hay más legislador que el propio Estado. Así, pues de considerar al Plan de Ayala como un cúmulo de mandatos jurídicos, entonces, eso significaría que el derecho no esta monopolizado por una sola entidad, sino que es creado por una diversidad de sujetos y, sobre todo, que el derecho, cada día, es más democrático y menos impositivo.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa.