Ciudad inteligente, e inteligencia para nuestra ciudad

Debo decir que en esta ocasión me encuentro gustoso de analizar un tema que tiene que ver con un rotundo SI al avance tecnológico

Debo decir que en esta ocasión me encuentro gustoso de analizar un tema que tiene que ver con un rotundo SI al avance tecnológico aplicado a procesos de atención, según se ha anunciado para concretarlo en el municipio de Puebla capital.

Conforme a lo que en pasados días declarara la presidenta municipal, estamos próximos a integrar en los procesos cotidianos de la ciudad, la mayor tecnología aplicada para la prestación de servicios. Es así, que especialistas de AT&T y de General Electric, han ofertado un paquete de acciones con las cuales se pretende interconectar la estructura gubernamental en diversos puntos de responsabilidad de las distintas áreas, a efecto de contar con vías rápidas de intercambio de información, de sistematización de procesos y de eficacia en el actuar público para dar al ciudadano una respuesta pronta a problemas como la misma inseguridad y el impulso al crecimiento económico mediante la simplificación administrativa.

Esta oferta por parte de las empresas mencionadas, denominada "Ciudad inteligente. Futuro brillante. Aprovechar la Infraestructura Existente para el Crecimiento Económico", viene a reforzar una directriz sobre la cual he sido particularmente insistente. El grado de avance y prosperidad de una ciudad, tienen mucho que ver con qué tan complicados son y en cuanto tiempo se solventan trámites y procesos. La ventaja de dar respuestas eficientes en cualquier componente de la vida pública municipal, es por igual un aliciente hacia una ciudad funcional.

Sin embargo, el concepto de "Ciudad Inteligente", ha sido tomado en ocasiones como una mera moda, un argot que denota avance sin que existan los pasos estructurados para llegar a la plenitud de eficientes funciones en el quehacer de una urbe. Según estimaciones de la ONU, estamos próximos a que el 70 por ciento del total de la población mundial, viva en centros urbanos de alta y mediana densidad, es decir, solamente se reduce a un cercano 30 por ciento la población que se encuentra ubicada en las campiñas y en pequeñas poblaciones con características rurales.

Lo anterior toma una relevancia especial ya que si bien, según la teoría, una ciudad inteligente es aquella que utiliza la tecnología para lograr los fines anteriormente mencionados, también es cierto que cada vez más es necesario que el propio avance tecnológico afiance un carácter identitario único. En el caso de Puebla, para distinguirse de un cúmulo de urbes tanto al interior como fuera de nuestro propio estado, es preciso que por igual la funcionalidad de su gobierno se entrelace con la participación y el convencimiento ciudadano. Somos una ciudad de larga data y tradiciones que pide constante y sonoramente solución a los problemas correspondientes a la seguridad pública, a la calidad de vías de tránsito y en suma a la funcionalidad plena de la capital. Que este sea un punto de partida para dar alojamiento a otro tipo de conceptos innovadores. Ahí el gran reto de que esta sea una ciudad que avanza en pares por su tecnología así como por su profesionalismo en el componente humano y su involucramiento con la sociedad misma.

En la claridad que tenemos de que cada día más se opta por el peso de la ciudad sobre el estado en sí, la búsqueda de un equilibrio de avance tiene que ser constante. Si tenemos una ciudad turística, con un imponente centro histórico, con barrios tradicionales, de nada serviría que la tecnología aplicada no tome en cuenta el componente de hacer ciudadanía, de afianzar nuestra poblaneidad misma.

No dejo de aplaudir el acierto, pero es menester un amplio involucramiento de las empresas con responsabilidad social, de la sociedad civil organizada y del gobierno mismo para definir con certeza cuál es el proyecto de ciudad que se tiene. La planeación se alinearía en consecuencia al objetivo ya que de no ser así, quizá estemos resolviendo las urgencias cotidianas con mayor eficiencia pero no dando el paso definitivo para ser una angelópolis consolidada en el consenso y el rumbo certero. Ciudad inteligente con ciudadanos actuantes y comprometidos, así sí.

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