Un fraude descarado

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Miguel Barbosa Huerta


Noviembre 16, 2018

Falta muy poco tiempo para que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) haga justicia a los poblanos. Van cuatro meses y medio, en los cuales se ha demostrado cómo el pasado 1 de julio se cometió el mayor fraude en la historia de nuestro estado; una afrenta que manchó una jornada electoral ejemplar e histórica para la democracia mexicana.

El fraude en la elección a gobernador está documentado. Existen pruebas contundentes y argumentos sólidos por los cuales la máxima autoridad electoral del país debe concluir en la anulación de la elección.

A pesar del control que el morenovallismo ha ejercido para ocultar la verdad, las violaciones al debido proceso electoral en la elección para gobernador están ampliamente documentadas. El estudio realizado por la Universidad Iberoamericana campus Ciudad de México y el recuento total realizado por la Sala Superior del TEPJF, demuestran claramente este hecho.

Investigadores de la Iberoamericana realizaron un análisis de los resultados de la elección para gobernador. Utilizaron una muestra del 12 por ciento del total de casillas. De este análisis, se desprendieron dos resultados importantes: 1) 73 por ciento de las casillas tuvieron diferencias en los resultados entre la elección para Presidente de la República con la elección para Gobernador; y 2) hubo más de 145 mil votos irregulares.

Ante las múltiples irregularidades y las diferencias detectadas en el análisis de la Ibero, el Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación ordenó un recuento total, en el cual se identificaron más irregularidades y nuevas evidencias del fraude.

De un total de 7,467 paquetes revisados, se encontró que 514 paquetes fueron abiertos de forma ilegal, 3,216 fueron violados y sellados con cinta no oficial, 6,851 carecían de lista nominal y 2,967 incluían documentos de otra elección. El recuento realizado por las autoridades electorales federales dejó claro que en la elección para gobernador el fraude operó en dos vías: la cibernética y la del fraude en campo.

Los datos con los que se alimentó el conteo del Instituto Estatal Electoral (IEE) fueron manipulados; lo mismo ocurrió con los datos del cómputo final. El fraude en campo operó por medio de la manipulación del 60 por ciento de las urnas. Esto explica la diferencia ente la elección presidencial y la elección para gobernador. Además, se encontró que existe una diferencia entre los datos del IEE y el recuento del Tribunal Federal. Sólo existe coincidencia en el 13 por ciento de las casillas.

En un comparativo de más de 2,000 casillas, se descubrió que hubo casi 20 mil boletas de más en comparación con la lista nominal. Las irregularidades encontradas son evidencia del mayor fraude en la historia de Puebla. Demuestran que no existe certeza alguna en el proceso y demuestran la parcialidad de los organismos electorales. Estos argumentos son claros y contundentes, por eso esta elección debe anularse. No debe permitirse que se viole la voluntad de las y los poblanos.

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