Lunes 19 de Noviembre de 2018

Las edificaciones de una ciudad, inevitablemente reflejan el grado de avance técnico y tecnológico de sus constructores, reflejan asimismo una forma de ver y entender el mundo, una cultura y hasta una estética de la sociedad que las hizo nacer.

Así, las edificaciones de épocas pasadas que conserva una ciudad, las construcciones que han sobrevivido al paso del tiempo, a las guerras, al vandalismo o al simple deterioro natural, son historia viva. Muestran y cuentan la forma de vida de nuestros ancestros, de sus ilusiones, de sus gustos, en una palabra, de su cultura

Es el caso afortunado de las edificaciones franciscanas del siglo XVI que fueron levantadas bajo la dirección del fraile Juan de Alameda. Ello en los años del inicio de la evangelización de los naturales, poco después del establecimiento español en América y que hoy, no obstante los sismos y la actividad del volcán, se conservan en pie en más de una decena de ciudades medias de nuestro estado.

Por ejemplo, en la cabecera municipal de Tochimilco hay un muy hermoso Templo y ex-convento franciscano de la Asunción de Nuestra Señora fundado por Fray Diego de Olarte y construido en el año de 1560. Es un ejemplo típico de la arquitectura religiosa del siglo XVI.

No muy lejos se encuentra el Ex-convento de Huaquechula, que data también del siglo XVI. Este convento fue establecido también por los franciscanos, que llegaron en 1530 a la zona y que con la ayuda de los indígenas empezaron su construcción en 1531, misma que terminaron hasta 1580 cuando quedó en manos de Fray Juan de Alameda.

Un tercer ejemplo es el ex-convento franciscano de Santa María de Jesús que se ubica en el cerro de San Miguel, en Atlixco. Data también del siglo XVI. Fue construido en dos periodos, el primero abarca de 1538 a 1550, el segundo de 1560 a 1620.

Es la primera fundación franciscana en el lugar que en el momento de la conquista española se llamó Acapetlahucán, que quiere decir; "lugar donde se hacían esteras de caña seca". Es durante el gobierno de la primera audiencia que fray Toribio de Benavente, "Motolinia", funda el templo entre los años de 1551 y 1562 en una congregación de indios que había "ayuntado" fray Alonso de Buendía y lo dedica a la Visitación de Nuestra Señora.

En situación similar se encuentran numerosas ciudades medias de nuestro estado que tienen la fortuna de contar con una edificación conventual testigo de los primeros años de colonización en América y que nos hablan de la imposición de nuevos usos y costumbres (una nueva religión) y de la abolición o descalificación de la cosmogonía, costumbres, ciencia y lengua nativas inaugurando un mestizaje del cual somos hoy herederos.

Ello puede leerse no solamente en los tres ejemplos arriba apuntados, ejemplos similares hoy pueden encontrarse en numerosas ciudades medias o localidades como Tehuacán, San Pedro y San Andrés Cholula, Cuauhtinchán, Calpan, Tepeaca, Tecali, Huejotzingo, etcétera.

Innecesario decir que es obligación nuestra el cuidar y preservar estos tesoros. Una sociedad respetuosa e inteligente, amante de su vida y sus costumbres, debe atesorar estas bellas edificaciones que hemos recibido de nuestros antepasados.