Más claro que el agua

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Camilo Estrada Luviano


Diciembre 05, 2018

Ha empezado un nuevo gobierno. Por los ordenamientos legales, el poder legislativo desde ya está en su mayoría en manos de Morena y desde el primero de diciembre el nuevo Presidente Constitucional de México es AMLO, pero ni en manos de éste ni en los deseos de nadie en particular -por buenos que sean- está el decidir nuestro futuro, sino que éste lo determinarán y marcarán el rumbo los actores de la constante lucha de clases que se da cotidianamente.

Las clases sociales existen porque son el resultado de las relaciones sociales de producción y no hechura de algún mago. Desde que existe la propiedad privada sobre los medios de producción la sociedad se ha dividido entre los que se aprovechan del excedente económico y los que lo producen (variando la producción de tal excedente de diversas maneras según el modo de producción por el que se transite).

Nosotros vivimos en el capitalismo. Éste es el que rige toda nuestra existencia y, por lo tanto, las clases sociales fundamentales de nuestra sociedad son los que producen el excedente económico y los que se apropian de él, los que obtienen ganancias del trabajo ajeno, llámense como se llamen o digan llamarse.

Eso es en lo fundamental, pero nuestra sociedad tiene su propia historia, no se formó exclusivamente desde el surgimiento del capitalismo, sino que éste nació en ella y por lo mismo en ella existen, además de las clase fundamentales, un grupo grande, bastante grande, de gente a los cuales no se les puede incluir en una o en otra de las dos clases sociales fundamentales, amén de aquellos grupos e individuos que pueden incluirse tanto en una como en otra clase a la vez.

El concepto que se utiliza para no meterse en dificultades es el concepto "pueblo", en el cual cabe todo lo que se tenga en mente; hablar de pueblo es negar, o por lo menos, soslayar la existencia de las clases sociales y abre la puerta a visiones que nada tienen de objetivo y da entradaal amplio camino de lo que se quiera y convenga.

Nuestra sociedad -y en ella nuestro pueblo- está formada por diferentes clases sociales; enun polo están los que producen las ganancias, y en el otro los que las ganan sin haberlas producido, además de toda la complejidad social que existe, la cual es determinada por toda la actividad económica dentro del país y del mundo. Así, en este mundo complejo, están por un lado los que ganan y los que, además de producir lo que aquellos ganan, tienen que acatar las reglas del juego del capitalismo, los "menos favorecidos": el pueblo.

Pero las clases sociales ahí están presentes, y los intereses de cada una de ellas de muy diversas formas se manifestarán en los hechos; los beneficiarios de la bancarrota en que está el país son sólo una pequeña parte de la población que precisamente por la posibilidad de perder los privilegios que les daba la corrupción se oponen y siempre se opondrán, con innumerables maniobras, muy activamente a la cuarta transformación.

Esa "pequeña parte de la población" son de una determinada clase social, son los que obtienen ganancias que eran, a su vez, incrementadas por la corrupción, incrementando con ello sus ingresos a los cuales nunca de los nunca renunciarán, y harán-y lo están haciendo- lo inimaginable para detener esta "limpieza de la casa".

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