Movilidad (3)

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Jesús TAMAYO


Enero 08, 2019

En semanas anteriores hemos intentado mostrar como en búsqueda de una mayor movilidad, el hombre inventó el automóvil, artefacto que en el pasado siglo XX tomó por asalto las grandes ciudades y las inundó con su presencia, a punto tal que éstas literalmente se vieron ahogadas en vehículos, con los consecuentes efectos de contaminación de las atmosferas metropolitanas y de la extrema lentitud, que llega a la parálisis, del flujo vehicular en las ciudades, lo que a su vez inevitablemente reduce la movilidad de los conductores de automóviles en las metrópolis modernas.

Frente al problema de la baja movilidad de la población urbana/metropolitana, las autoridades mexicanas han implantado soluciones tales como el "hoy no circula" y, en menor escala, la construcción de sistemas de transporte masivo, remedios que no han de haber sido muy exitosos, dado que la población ha recurrido a otros medios para resolver sus problemas personales de movilidad, utilizando un viejo invento de principios del siglo XIX.

Apuntamos ya también aquí que, en 1817, el barón alemán Karl C. Ludwig Drais von Sauerbronn construyó un primer vehículo de dos ruedas en línea con dispositivo de dirección, al que llamó máquina andante (en alemán, laufmaschine), vehículo que sería precursor de la bicicleta y la motocicleta.

Esta «máquina andante» consistía en una especie de carrito de dos ruedas, colocadas una detrás de otra, y un manillar. La persona se mantenía sentada sobre una pequeña montura y con las manos sostenía una vara de madera, unida a la rueda delantera, que giraba en la dirección hacia la cual quería ir el conductor.

La gente la llamó draisiana (en honor a su inventor), y fue el primer éxito comercial de dos ruedas. Este invento estaba basado en la idea de que una persona, al caminar, desperdicia mucha fuerza por tener que desplazar su peso en forma alternada de un pie al otro. Drais logró crear este sencillo vehículo que le permitió al hombre evitar ese trabajo. Más tarde en 1860, en Francia, se creó el vélocipède, uniendo manivelas giratorias y pedales con el buje de la rueda delantera de una draisiana. Esta máquina, evolucionaría rápidamente hasta llegar a la bicicleta actual.

En resumen, hoy día, dada la realidad de las ciudades invadidas por el automóvil, la bicicleta se ha convertido en un recurso para conservar nuestra movilidad al interior de los centros urbanos. Lo que hasta hace poco nos parecía una curiosidad: ver en fotografías o en grabaciones cinematográficas a población adulta circulando en bicicleta por calles y avenidas de ciudades europeas, hoy es una escena que se reproduce ante nuestros ojos en nuestras propias ciudades y metrópolis.

El cambio ha sido tal que inclusive nuestras autoridades, tradicionalmente lentas en su reaccionar, se han visto obligadas a definir en algunas calles o avenidas, carriles específicos para la circulación de bicicletas.

Si bien la bicicleta ya es un vehículo común en nuestras ciudades y metrópolis, estamos lejos todavía de poder usarla con seguridad en ellas. Antes bien, un ciclista debe contar con protección celestial para poder circular con seguridad en nuestras metrópolis. Ciertamente, la educación vial es materia casi desconocida en nuestro medio, amén de que por regla común el automóvil abusa de su masa frente a la bicicleta y no respeta al ciclista.

Con diferencias, pero estas características son comunes en las ciudades mexicanas, aunque quizá se agravan en nuestros centros metropolitanos como en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey o en nuestra Puebla de los Ángeles, donde hace días, supimos del lamentable accidente donde un automóvil quitó la vida al mismo Director de Movilidad (urbana) quien transitaba en su bicicleta.

Pero no todo es negro en esta materia en Puebla. Un ejemplo alentador nos lo danhoy las dos Cholulas, especialmente San Pedro, ambas conurbadas con el principal núcleo urbano, la capital del estado. Aunque ya desde tiempo atrás, buena parte de la población local utiliza hoy la bicicleta para muchos de sus desplazamientos en la zona urbana. Así, es común que los ciclistas sean población trabajadora, madres e incluso ancianas en bicicleta, llevando en el "cuadro" o en su regazo uno y a veces dos o tres críos. Esta escena no es común ni en los Países Bajos. Este avance no es único, recuérdese que en San Pedro y la cabecera de San Andrés funciona hoy el "uno por uno", regla vehicular desconocida en casi todo el país.

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