Los propósitos de año nuevo de un joven multibillonario

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Barthélémy MICHALON


Enero 13, 2019

Nuevo año, nuevos propósitos. Como lo lleva haciendo desde hace más de una década, el fundador y más alto dirigente de Facebook, ha publicado en su propia red social su objetivo central para 2019.

Y a nosotros, ¿qué nos importa? ¿Realmente sirve de algo difundir y comentar esta información, o deberíamos más bien dejar este tema para expertos en chismes sobre celebridades? Hace unos años, hubiera descartado esta información por irrelevante para el público en general: en aquel entonces, las intenciones de Zuckerberg eran, por ejemplo, usar corbata, aprender el chino, agradecer a una persona cada día o reducir su consumo de carne.

Sin embargo, desde hace poco se nota una evolución significativa en sus propósitos -por lo menos, en aquellos que hace públicos-. Ahora, ya no están enfocados en él mismo, sino en la empresa que encabeza. Podemos especular si este giro es el producto de una decisión personal o si se lo susurraron unos expertos en comunicación de Facebook, pero es un hecho que sus objetivos de inicios de enero se han vuelto mucho menos egocéntricos que unos años atrás.

El año 2017 puede verse como una especie de transición: Zuckerberg había dado a conocer su intención de platicar con personas de todos los estados de su país, con el fin de abrir su propia mente y, podemos inferir, entender así mejor a los usuarios de sus redes sociales.

En 2018, había anunciado su resolución de "componer los problemas de Facebook". Unos 365 días más tarde, múltiples escándalos han sacudido la empresa, dándole a este propósito un sabor irónico: lejos de ser vista como una compañía encaminada hacia una mejora constante, Facebook aborda 2019 arrastrando una serie de problemas directamente relacionados con sus mecanismos internos más fundamentales.

Al equipo directivo se le está haciendo cada vez más difícil ignorar las presiones para que reforme o transforme aspectos clave del funcionamiento de su plataforma, de una manera que respete mejor la privacidad, devuelva mayor control a los usuarios, refleje más fielmente la diversidad de los puntos de vista, evite la propagación de discursos de odio, impida su uso para terroristas, frene la difusión de falsas noticias y no sea instrumentalizada para manipular procesos electorales.

Frente a este panorama, resulta difícil dar por palomeada la meta 2018 y voltearse hacia otros propósitos para el año que apenas inicia. En estas condiciones, ¿cómo plantear el nuevo objetivo, sin repetir el anterior ni ignorarlo por completo? Mark -o alguien en la nómina de su empresa- encontró una manera astuta para lidiar con esta dificultad.

"Mi desafío para 2019 es organizar una serie de conversaciones públicas sobre el futuro de la tecnología en la sociedad, las oportunidades, los retos, las esperanzas y los motivos de ansiedad. Con frecuencia platicaré con líderes, expertos y gente dentro de nuestra comunidad, provenientes de diferentes campos y probaré diferentes formatos de reunión para mantener el interés de estos eventos. Todos ellos serán públicos, ya sea en mi página de Facebook o de Instagram o por otros medios".

La astucia radica en que se puede considerar como una combinación de sus dos propósitos anteriores: intercambiar ideas con personas, implícitamente para resolver los problemas que, lejos de resolverse el año pasado, se han multiplicado y profundizado. Pero ¿de cuáles problemas estamos hablando? Ahí se encuentra la contradicción que se esconde en el corazón de su proyecto.

Según sus propias palabras, se trata de los desafíos "del Internet" en general, lo que sería una manera de sobre entender que los tropiezos de Facebook no son más que la expresión de una problemática de mayores dimensiones. Esta idea en sí es cuestionable, pues equivale a subestimar considerablemente la responsabilidad que le corresponde en específico en la plataforma del pulgar levantado. Pero si admitimos esta narrativa, desembocamos en otra incongruencia: ¿por qué unas discusiones sobre un tema tan amplio deberían ser hospedadas por el dirigente de una empresa en particular?

Adicionalmente, cabe recordar que el año pasado el dirigente de Facebook fue convocado múltiples veces a comparecer ante instituciones legislativas. Acudió a regañadientes ante ambas cámaras del Congreso estadounidense y ante el Parlamento Europeo, pero en estos tres casos fue criticado por dar respuestas demasiado evasivas. Incluso se negó a responder a la convocatoria formulada conjuntamentepor ocho parlamentos nacionales y en su lugar mandó a un representante para responder sus preguntas en el Reino Unido.

A primera vista, parecería paradójico que la misma persona que buscó evadir su compromiso de rendición de cuentas propusiera organizar encuentros periódicos con la opinión pública. Pero en realidad esta idea tiene mucha lógica desde la perspectiva del empresario: de esta manera, podrá aseverar que sí está dando la cara, aunque lo hiciera en realidad en un formato controlado por sí mismo, y por ende mucho menos incómodo y demandante.

Buena jugada. Esperemos que no será suficiente y que seguirá creciendo la presión para una transformación sustantiva del funcionamiento de esta red social tentacular.

 

* Profesor de tiempo completodel Tecnológico de Monterrey en Puebla, en la carrera de Relaciones Internacionales – [email protected]

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