Reestructura y violencia de género

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La violencia del hombre sobre su pareja es invisible

salvo cuando se denuncia; invisible para todos salvo los hijos

que corren el riesgo de perpetuarla, ellos como maltratadores,

ellas como víctimas sumisas.

Jacobo Durán

 

La violencia de género es una problemática social que, hoy en día, se encuentra en boca de todos. La lucha por lograr que las condiciones para hombres, mujeres y toda la escala existente entre uno y otro, es una constante en nuestra sociedad, ya sea para criticarla o para apoyarla. Lo cierto es que es necesario, socialmente y económicamente, construir un México más equitativo.

Esta polarización de las opiniones tiene un origen, la cultura patriarcal que es un conjunto de creencias, valores y actitudes que establecen un dominio sobre las mujeres que son consideradas como un sexo pasivo por naturaleza. En esta cultura, para la mujer es más difícil conseguir un empleo o que éste sea igualmente pagado que para un hombre, alcanzar prestigio sin que se dude de sus capacidades, entre otras cosas.

Esta cultura se manifiesta como violencia ya que se exprese en forma de dominación, desigualdad y control sobre los ámbitos que corresponden a las mujeres, sus cuerpos, sus vidas. La cultura patriarcal se esconde y toca todas nuestras realidades, hace invisibles a las mujeres y las priva de sus derechos. Se manifiesta en la educación en casa, en las escuelas, en los medios de comunicación, se construyen estereotipos que nos bombardean en forma de imágenes y creencias. Basta "echarnos un clavado" a las redes sociales para verla implícita en memes, imágenes, en los discursos de los mensajes y críticas que unos y otros escriben.

Está entretejida en la estructura social y permea a nuestras instituciones, comenzando por la familia. Se manifiesta, también, en esta actitud social llamada machismo, que sostiene que el hombre es, por naturaleza, superior a la mujer.Mariana Castañeda nos dice que, aunque aparentemente el machismo está desapareciendo, la realidad es que se ha transformado, adquiriendo una forma más sutil y menos visible, en el discurso pareciera que se ha minimizado, pero aún se presentan prácticas que le van reproduciendo, que lo arraigan sin hacerlo patente.

Un ejemplo claro de esto es la publicidad que podemos observar antes del día de la madre, lo ideal para regalarle es una lavadora -o una buena plancha o una aspiradora-, para que trabaje menos, con esto se asume que es ella quién debe realizar este tipo de actividades en la casa. O el uso de cuerpos femeninos para vender casi todo, en un anuncio de tornillos que hay camino a mi casa se ve un cuerpo -porque no se ve la cabeza- de una mujer en una brevísima ropa interior, de tornillos nada.

Erradicar este tipo de prácticas es responsabilidad de toda la sociedad. La construcción de una democracia donde nadie sea excluido, donde se garanticen derechos básicos de toda la población, independientemente de su condición o género, es una tarea colectiva, primero de reflexión de las condiciones actuales, para desde ahí partir a una transformación de todos.

La educación es el principal pilar, pero para que ella funcione, debemos hacer una revisión de sus contenidos, de sus procesos, procurar que sea más reflexiva, que promueva el pensamiento crítico para que sean los mismos actores quienes la transformen. Permitir el discurso en las aulas, no hablar de algo no lo excluye, lo mantiene oculto pero no lo elimina de nuestras mentes y nuestras prácticas.

Otro de los pilares es la legislación y cómo esta se construye, los derechos deben ser los mismos, en el discurso y en la práctica, para todos los individuos integrantes de una sociedad, debemos quitarles a los derechos esta noción de masculinidad y de feminidad, somos individuos y punto.

Es posible transformarnos, pero la transformación es estructural y requiere de la participación de todos.

*Profesora de Cátedra del Tecnológico de Monterrey en Puebla

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https://www.facebook.com/educactiv/AcEd Acción en Educación

Las opinión expresada en este espacio es responsabilidad del autor y no refleja el punto de vista del Tecnológico de Monterrey en Puebla.

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