Jueves 28 de Febrero de 2019 |
El antagonismo crece en todas partes donde se manifiesta la vida. En la lucha eterna entre el alma individual y el alma social. Yoritomo Tashi
La oposición en México representa un activo necesario para hacer frente al amplio poder político que concentra el actual presidente y su partido político en los distintos poderes de los tres niveles de gobierno. Significa también un elemento fundamental para el fortalecimiento del sistema democrático, pues la pluralidad en un régimen político implica no solo reconocer la diversidad existente en una sociedad, sino la inclusión masiva de esta en la toma de decisiones, y con ello, la posibilidad de fijar límites para quienes ejercen el poder. Siendo los equilibrios fundamentales. El actual gobierno no ha dado muestras de buscar eliminar esos contrapesos que son necesarios para el fortalecimiento de la vida democrática; sin embargo, en el inicio del gobierno actual sí se ha observado en distintos momentos, a través un uso del lenguaje de discurso del presidente, una narrativa hasta cierto punto radical porque se limita a una perspectiva de la realidad propia, que cuestiona la posibilidad de que haya otras voces disidentes frente a la toma de decisiones del primer mandatario. Lo que implica no reconocer que en una democracia el polo de decisión que se distingue del que ostenta el poder, no siempre estará en desacuerdo con el partido político que gobierna, por lo que no necesariamente la oposición es un obstáculo para el gobierno, más sí un límite que debe existir para el ejercicio del poder en un contexto democrático; y lo acabamos de ver con el asunto de la Guardia Nacional. Al respecto, me parece fundamental que exista una sociedad civil atenta, activa, crítica, pero, sobre todo, propositiva en términos de lo que implica la planeación de un nuevo proyecto de gobierno que tendrá a su cargo la gran responsabilidad de recuperar la seguridad en el país y combatir la corrupción, entre los principales problemas sociales. Es positivo que hoy tengamos un gobierno que comunica de forma permanente, que informa el qué y cómo está actuando en distintos temas; si bien, sería deseable que también escuchara a la diversidad de actores sociales colectivos, no solo a través de consultas populares, sino de distintos mecanismos que le permitan relacionarse de forma efectiva con la opinión pública para implementar políticas públicas que afectan la toma de decisiones vinculadas a lo público, a lo que es de interés de todos. Es tiempo entonces de ver a la democracia en otra dimensión, una vez superada la etapa de la elección, es momento de buscar acuerdos con los diversos grupos políticos y de la sociedad civil para generar productos en consenso y resultados para la ciudadanía. El proceso de gobernar en un contexto democrático implica diálogo y negociación, sin regateos ni resistencias, pues todas las voces deben ser escuchadas y reconocidas para la generación de pesos y contrapesos en el ejercicio del poder político. En democracia, no hay cabida para el poder absoluto. Del lado de la oposición, también debemos analizar que en un sistema político los partidos políticos opositores deben cumplir esa función de ser un contrapeso frente al partido en el poder; siendo los principales protagonistas en el juego democrático y el canal institucional para gestionar el conflicto. Es necesario que haya contrapesos, aunque debemos reconocer que hay de por medio diversos intereses del lado de la oposición; por un lado, los de quienes buscan simplemente un lugar en la escenografía política o defender intereses particulares de ciertos grupos y que buscan defenderlos en un entorno en el que no tienen la capacidad de ser escuchados y negociar como interlocutores válidos. Es así que se está integrando un grupo de resistencia frente al presidente, desde fuera de los partidos políticos, pues hay grupos que no están de acuerdo con la forma de decidir del presidente. Lo cual resulta válido en las circunstancias en las que se encuentran, pero el propósito de hacerlo, los mecanismos y organización que han presentado, no está tan claro cómo buscarán equilibrios para no simplemente acomodarse del lado de los que están en contra. Espero estimado lector que haya una nueva etapa democrática en México, en la que el gobierno funcione de forma distinta, de tal manera que corresponda a la voluntad democrática que apostó por un cambio político en las urnas; y principalmente, en la que exista una sociedad civil que pueda ser un freno efectivo al ejercicio del poder político, que fije límites y equilibrios para quienes deciden colectivamente, más allá de intereses particulares. *Profesor de Tiempo Completo del Tecnológico de Monterrey @floresm_mx |