Hablemos de la depresión, de la ansiedad y del suicidio

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"El dolor mental es menos dramático que el dolor físico, pero es más común y también más difícil de soportar."-C. S. Lewis.

No hay salud por completo si no hay salud mental. En este sentido, los distintos padecimientos afectivo-emocionales deberían preocuparnos y el atacarlos debería formar parte de las estrategias de salud y educación. Sin embargo, en ocasiones a las enfermedades mentales se les minimiza. Tal es el caso de la depresión o de la ansiedad, las cuales pueden tener consecuencias fatídicas como el suicidio.

Para notar su impacto, hay que revisar las cifras y discutir sus implicaciones. A nivel mundial, se estima que una persona se suicida cada cuarenta segundos. Asimismo, se tienen estimaciones de que por cada uno de ellos, existen veinte personas más que lo han intentado. Según datos de Inegi, el número de defunciones por suicidios a nivel nacional se ha incrementado en casi un 50% de 2007 a 2017. En la última Encuesta Nacional de Hogares (2017) se encontró que el 32.5% de los encuestados (integrantes del hogar de 12 años y más) han experimentado sentimientos de depresión. De éstos, 66.9% reportan haberse sentido así algunas veces durante el año, 11.5% mensualmente, 11.7% semanalmente y 9.9% diariamente.

Estas cifras son alarmantes y a nivel internacional la situación es similar pues según la Organización Mundial de la Salud, el número total estimado de personas con depresión aumentó en 18.4% entre el 2005 y el 2015. Para el caso de ansiedad, el número total estimado de personas con trastornos relacionados con la misma es de 264 millones en el 2015, lo que refleja un aumento de 14.9% desde el 2005.

De igual manera, existen factores demográficos y económicos relacionados que faltan por investigarse. Por ejemplo, en este momento, el suicidio representa la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 y 29 años. A nivel mundial, el 79% de los suicidios se dan en países de ingresos bajos y medianos según cifras hasta el 2016. Sin embargo, en nuestro país, los estados con menos registros son Querétaro, Tlaxcala, Puebla, Oaxaca y Chiapas.

La disminución de este problema, no puede darse si no ponemos el tema sobre la mesa. En los centros de estudio y lugares de trabajo, en las discusiones sobre políticas públicas y en nuestra propia familia. Bromeamos con la muerte, pero ya va siendo hora de tratarla con seriedad y diseñar estrategias para combatirla.

Si las estadísticas demuestran casi un 10% de personas viviendo con depresión a diario, esto debería alertarnos. El tema debe discutirse abiertamente, sin tabú. Se necesita tener la confianza de que las personas con estos padecimientos no serán estigmatizadas ni señaladas, pues este componente social es lo que frena en muchas ocasiones la petición de auxilio. ¿Con qué confianza le decimos a un padre de familia el que vemos a su hijo deprimido? ¿Cuándo fue la última vez que les preguntamos a nuestros familiares o colegas si se sienten felices o han tenido deseos de morir? ¿Cuántas veces nos ponemos en el lugar del otro y hablamos de lo que les genera ansiedad o tristeza?

Pocas veces hablamos de los sentimientos, menos aún si se trata de la tristeza, el enojo, la frustración o el temor. A las personas que van a terapia se les considera débiles cuando es justamente lo opuesto. A las familias que hablan abiertamente de la depresión de alguno de sus integrantes se les juzga y en muchos casos se justifica la poca apertura bajo el dicho "la ropa sucia se lava en casa". Todo esto, limita el combate de dichos padecimientos y la prevención de suicidios.

Es importante recordar que no porque no hablemos de ello, no existe. El que no reconozcamos ciertas realidades lo único que hace es limitarnos en su investigación, prevención, tratamiento y combate. En nuestras conversaciones puede estar la llave a una mayor calidad de vida o incluso a la vida misma de nosotros y de los que nos rodean.

 

*Profesora Investigadora en el Departamento de Gestión y Liderazgo, Región Sur. Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey en Puebla.

[email protected] / @LIZSPHILIP2

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