Fija su postura el INAH en Teziutlán

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En relación con las "obras públicas" que el primer edil está realizando en una callejuela al costado de Palacio Municipal, el INAH, a través del flamante responsable en el estado (el arquitecto Ambrosio Guzmán trae en su ADN el celo por proteger los espacios históricos) ha respondido y hay esperanza de solución salomónica de una calle franqueada de arquería con oportunidad para la revitalización emblemática de la imagen urbana, reducto del criollismo serrano. Sí. Una oportunidad para generar proyecto urbano de inclusión y, al paso, mostrar que se sabe gobernar con sabiduría y sentido de identidad. Hay que decirlo: las soluciones modernas sobre espacios antiguos son posibles y hasta deseables, siempre y cuando medie el talento creador.

El argumento para esta apropiación privada del espacio público es que como la calle estaba durante décadas ocupada por los comerciantes, ipso facto los derechos de usufructo se afirman como de propiedad. Pero este espacio carcomido por el uso (justamente por falta de participación de los comerciantes para dignificarlo y agregarle valor público a las concesiones) ahora mediante gasto público se moderniza para arreglar un mercado que el propio comercio deterioró, devaluó. ¿Cuál es la aportación corresponsable de los comerciantes?, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que el gobierno municipal se echó sobre los hombros, a como dé lugar, reivindicar los derechos de 160 comerciantes que, beligerantes, están dispuestos a defenderlo hasta con sus vidas. ¡Cuidado, eso suena a intimidación! Asimismo, se argumenta que la participación ciudadana queda evidenciada en el apoyo de comerciantes al proyecto municipal, lo que traducido del sánscrito al cristiano implica que ahílos intereses corporativos están sobre la ciudadanía en general.

Ante esta dureza de miras, recuerdo un ejemplo parecido: sucedió en la ciudad de Puebla hacia 1942 cuando el Dr. Gonzalo Bautista Castillo era gobernador del estado. El mercado Carmen Serdán o de la Barranca, establecido en la calle 3 oriente, entre los barrios de La Luz y Analco, se construyó aprovechando el amplio curso del arroyo que tenía unos 45 metros aproximadamente. En su interior y borde había lugar para más de 400 locatarios y afuera además contaba con el tianguis para "las propias". El lugar fue siempre muy activo, pero con el tiempo se deterioro. Ya feo, sucio e infuncional, dicho mercado fue demolido hacia fines de los sesenta y aunque un tiempo operó como provisional central de abastos mientras se concluía la actual, hoy es una bella avenida que ofrece en panorama las torres del Centro Histórico y un horizonte abierto a los volcanes. De manera tal que el Ayuntamiento de Puebla, en vez de reconstruir el mercado en el mismo sitio, optó por una política de redefinición integral de mercados y recuperó el lugar sin lesionar los intereses de los locatarios. Proyectos inteligentes faltan en Teziutlán donde paradojalmente la inteligencia sobra.

El conflicto actual en Teziutlán evoca la actitud de Cristo cuando, derrumbando tiendas que bordeaban el templo, dicen los evangelios, reclamó furioso: "¡Han hecho de la casa de dios un mercado!" (cita de memoria). No. Respetables y distinguidos señores. El espacio público es jurídicamente inalienable, desde el momento en que la planeación ocupa un lugar significativo en el 26, 27 y el 115 constitucional, ya no digamos por usos y costumbres. Por ende, la postura cerrada ante una sociedad civil que sólo trata de ejercer su derecho de consulta no es legítima.

Axioma: la apropiación privada o corporativa del espacio público representa un acto de regresión política.

Dimes y diretes: no se siembra en tierra ajena, ni se finca en arena.

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