El último paseo

Era una mañana lluviosa, mis perras y yo esperábamos con impaciencia que Marco regresara de un largo viaje

Para Roberto Garrido Ramírez, que sus pastores belga lo han ayudado a cruzar el puente.

Era una mañana lluviosa, mis perras y yo esperábamos con impaciencia que Marco regresara de un largo viaje. Escuché el ladrido feliz de Dasha y salí al patio. La escena que encontré me conmovió: del otro lado de la reja, un hermoso perro metía la pata para acariciar a Dasha mientras ella ladraba y brincaba. Por la tarde, Marco llegó; su primera pregunta fue: "¿y ese perro?" Le conté la historia y decidimos invitarlo a entrar a casa. Todas lo recibieron con mucho cariño, en especial Dasha.

Pasaron los días y cada vez tenía más confianza en sí mismo. Un día, mientras caminábamos por el centro de Cholula, Luka enfureció cuando vio a otro perro. Intentó correr hacia él, pero Marco lo sujetó de la correa con todas sus fuerzas. Las caminatas se convirtieron en un infierno; el colmo fue cuando me mordió la pierna. Teníamos que educar al perro, por nuestro bienestar y por su felicidad.

Nos recomendaron un entrenador de perros. Para nosotros era algo nuevo; a Dalí, Goya y Dasha fue muy fácil enseñarles disciplina. Fuimos a nuestro primer entrenamiento; cuando llegamos, Roberto nos pidió a nuestro perro, lo tomó de la correa mientras en su otra mano sostenía a un pastor belga. Luka intentó atacar, pero bastó una orden para que se quedara quieto. Asombrados, vimos cómo los dos perros dieron un paseo juntos mientras Roberto corregía a Luka cada vez que lanzaba la mordida. Estuvimos entrenando con él de forma constante. A través de paseos, retos mentales y ejercicio, fuimos viendo el cambio de nuestro perro.

Gracias a Roberto pudimos a ayudar a Luka a sacar la mejor versión de sí mismo. Hoy es un perro cariñoso, solidario, inteligente, juguetón, de buen comportamiento y gran corazón. Con el tiempo se ha convertido en el guía de otros perros que han llegado a nuestra casa para después ser adoptados. Como maestro, es enérgico para enseñar respeto y paciencia; como nuestro compañero, es cálido y amoroso. Sin Roberto, hubiera sido difícil ayudar a Luka.

Hace días Roberto emprendió una caminata eterna y maravillosa. Desde nuestro corazón le agradecemos y lo recordaremos como el guía que nos enseñó que la seguridad en nosotros mismos, la disciplina y la rutina son el mejor hogar en el que deben vivir nuestros perros. Muchas gracias, Robert, buena estrella y feliz camino.

 Agente Perruna

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