¿Barbosa?, ¿Cárdenas?, ¿Jiménez Merino?
Con la designación de Luis Miguel Barbosa Huerta como candidato de Morena al gobierno del estado de Puebla
Con la designación de Luis Miguel Barbosa Huerta como candidato de Morena al gobierno del estado de Puebla, queda lista la terna que del 31 de marzo al 29 de mayo de 2019 habrá de disputar un cargo en el que han estado Rafael Moreno Valle Rosas, José Antonio Gali Fayad, Martha Erika Alonso Hidalgo, Jesús Rodríguez Almeyda y Guillermo Pacheco Pulido. Cinco, en ocho años. Y el próximo 2 de junio los poblanos deberán votar, una vez más, para elegir titular del Ejecutivo. El escenario, de suyo complicado, es interesante porque el PRI, uno de los partidos más longevos del mundo, llega con 90 años cumplidos y compite tras ser arrollado en el ámbito nacional por Morena, que apenas el 9 de julio de 2014 fue reconocido oficialmente como partido político por el Instituto Nacional Electoral. Sí, 90 años del PRI contra 4 años de Morena, este último nutrido con expriistas, expanistas y alguno que otro tránsfuga. El candidato priista, Alberto Jiménez Merino, no luce ganador ante la aplanadora que significa el nombre de Andrés Manuel López Obrador en todo el país y ante el apoyo que ya le han negado priistas como Enrique Doger Guerrero, quien al menos esta vez decidió hacer público que no moverá ni una pestaña para que su partido pueda competir de forma decorosa; y Javier López Zavala, que se dejó ver con Luis Miguel Barbosa Huerta. Jiménez Merino sabe que sin el respaldo de todos los priistas será difícil que su proyecto llegue a buen puerto, quizá por eso al protestar como candidato ante los sectores del partido y los militantes, aseguró que lo primero que hará será restaurar la unidad, tarea nada fácil cuando el PRI en Puebla y el resto del país es víctima de su propia y única responsabilidad. Bien hará Jiménez Merino en ubicar a aquellos que se sienten cómodos como venerables cuya opinión debe ser tomada en cuenta. En Enrique Cárdenas, Acción Nacional tiene a un académico de altísimo nivel y prestigio, pero también a una incógnita sobre si será un buen candidato, si hará química con las masas electoras, si podrá derrotar, desde Puebla, al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador. Que el panismo haya decidido abrirle la puerta deja entrever que busca, si no regresar a sus orígenes nacionales, sí desmarcarse de las tan priistas formas con las que Rafael Moreno Valle Rosas y José Antonio Gali Fayad ejercieron el poder escudados en las siglas del PAN. Falta saber si fue Cárdenas quien buscó al dirigente nacional panista, Marko Cortés, o si fue éste quien levantó primero el teléfono, convencido de la plataforma que aquél trabajó para su candidatura como independiente. Haiga sido como haiga sido, ya es el aspirante de Acción Nacional y de dos auténticos representantes de la chiquillada: uno que jamás salió de ahí, Movimiento Ciudadano; y otro al que se le ve cómodo en ese papel, el Partido de la Revolución Democrática. Que Barbosa repita como aspirante de Morena a la gubernatura significa que el poderoso senador Ricardo Monreal Ávila pierde una batalla frente a Yeidckol Polevnsky, la dirigente nacional del partido y también que deberá ceder espacios a Alejandro Armenta Mier, su principal contrincante en la interna, para entonces sí treparse en caballo de hacienda rumbo a la gubernatura. Tanto Barbosa como Armenta tienen un pasado priista del que si bien se han distanciado en el discurso, nada garantiza que una vez que ejerzan el poder podrán desprenderse de las taras que les son inherentes a quienes se formaron en el longevo Partido Revolucionario Institucional. @IsraelV_mx *Director Editorial https://www.elpopular.mx/ |
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