La ciudadanía exige un cambio de régimen en Puebla, un nuevo modelo de gobierno basado en la libertad, la austeridad, la solidaridad, la honestidad, la igualdad y la búsqueda de la felicidad para la construcción de la paz y el bienestar de los poblanos. Considero que al ejercicio del poder hay que devolverle su sentido ético y moral, quitarle la frivolidad, la fatuidad, la opulencia, la fantochería y el derroche, para convertirlo en un hecho de la vida cotidiana. Debemos devolverle a la política su dignidad, y a los políticos su vocación social y de servicio público.

El cambio de régimen que Puebla necesita e implica el rediseño profundo de sus poderes públicos, cancelar la estructura institucional al servicio de los negocios de unos cuantos, el autoritarismo y la corrupción, para avanzar hacia la conformación de una organización austera, transparente y cercana a la gente.

Con visión de Estado, debe construirse el equilibrio de poderes y los contrapesos democráticos, para que el destino de Puebla no dependa del liderazgo de un hombre, sino de la solidez de sus instituciones. Si queremos recuperar la grandeza de Puebla, si queremos el renacer de nuestro estado, debemos transformar profundamente el ejercicio del poder.

Un cambio de régimen también significa terminar con el autoritarismo y abrogar las leyes que dañaron a Puebla. Con lupa y la ley en la mano, deben revisarse la deuda pública y los fideicomisos. Debe terminar la persecución política y el espionaje. Lograr la normalidad democrática, por medio del respeto a la división de poderes y un comportamiento republicano.

Hablar de este cambio incluye un Congreso que exprese efectivamente la pluralidad política y social del Estado. Esto permitirá la existencia de partidos políticos con claras definiciones programáticas y la existencia de órganos autónomos. La crítica y la libertad de expresión deben garantizarse. Debe impulsarse el desarrollo regional y fortalecer a los municipios. El mejoramiento del Estado dependerá del crecimiento de sus regiones. Atentos a sus características demográficas, geográficas y a sus procesos históricos y sociales, impulsar las capacidades y equilibrios regionales, integraremos sus ciclos económicos y productivos.

En suma: se debe impulsar una propuesta integral de reforma constitucional y legal a Puebla, en donde se garantice el federalismo y el municipalismo, la división de poderes, los contrapesos democráticos, la consulta popular, la revocación de mandato y la desaparición del fuero.

Asimismo, se deben restituir a los pueblos y juntas auxiliares su dignidad y funciones sustantivas. Además, debe existir un gobierno abierto a la innovación y a las nuevas tecnologías para mejorar la administración pública y el desempeño gubernamental. Menos burocracia, mejor administración. Simplificación de trámites, atención digna a la sociedad, con una verdadera vocación de servicio. Una reingeniería administrativa que tenga como eje la austeridad republicana.

Deberá integrarse un gobierno cuyas características principales sean la honestidad y la eficacia. Debe existir igualdad de género en el gabinete, con los mejores perfiles de mujeres y de hombres profesionales.

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