Horario y declive económico

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Mario DE VALDIVIA


Abril 06, 2019

Hoy inicia el mal llamado "horario de verano". Apenas hace 18 días comenzó la primavera y serán siete meses, hasta el otoño, que repitamos el error que alteró el meridiano de México. Hace 4 años, dijimos: '…los amaneceres serán después de las 7 AM, y con esa oscuridad debemos iniciar el día con el pretexto gubernamental de que "se ahorra" mucho dinero en generación de energía.' (Hoja por Hoja, 5/04/2015).  No hay manera de demostrar ese ahorro; el gobierno, sea neoliberal o de otro tinte, simplemente lo proclama como un triunfo sin probarlo. Es una arcaica medida tomada en la Primera Guerra Mundial ante la posible escasez de carbón.

Cuando fue candidato en 2006, López Obrador prometía eliminar el horario de verano. Tal parece que olvidó esa promesa de campaña hoy en el poder. El Parlamento Europeo, ha pedido se elimine, a partir de 2021 el mal llamado horario de verano (EL PAIS, 29 marzo 2019), al argumentar sólidamente que no existe el tal ahorro y en cambio la sociedad se ve afectada en su ritmo biológico y en sus actividades laborales y escolares. Esperamos regrese a México la sensatez.

El horario nos afecta y esconde otras realidades, una de ellas es el crecimiento económico, medido como el incremento anual del Producto Interno Bruto, PIB, (suma monetaria o valor de todos los bienes producidos), que en los últimos años ha sido muy bajo en México y que cada presidente ofrece cifras inusitadas, como Vicente Fox, que creyó llegar a un crecimiento de 7% y nunca pasó del 4.5 en 2006, siendo el resto de su sexenio con cifras inferiores. En el presente, López Obrador había anticipado que en 2019 crecería el PIB al 4%, pero las evidencias lo han llevado a ajustarse a un mediocre 2%, cuando la misma autoridad hacendaria y el Fondo Monetario Internacional calculan que el incremento puede variar entre 1.1 y 2.1 por ciento, ubicando lo más certero en 1.6%.

Para lograr cualquier incremento en el PIB, es indispensable que haya inversión, misma que propiciaría a su vez el crecimiento del empleo y el abatimiento de la pobreza. Y para que haya inversión se requiere que haya confianza. El mundo global no puede prescindir de movimientos monetarios, financieros y de negocios en general. No deben mediar prejuicios ideológicos o fronteras absurdas de orden político. El universo económico presente y real, es en el fondo liberal o "neoliberal", y el gobierno actual de Morena ¾si quiere crecer y obtener dinero para sus programas sociales¾, debe adecuarse a la medida de los mercados comerciales y financieros. El presidente puede sentenciar a muerte y desterrar el "neoliberalismo", pero sólo puede hacerlo en la irrealidad, porque en la apabullante verdad el gobierno actual debe reconocer que requiere del empresariado y de negocios altamente productivos y competitivos, es decir: neoliberalismo puro.

Si el gobierno federal se ajusta al ideario del partido mayoritario, lo único que va a lograr es que haya un declive económico, toda vez que se está desviando hacia el incremento de gasto improductivo (aunque lo niegue) y poco se espera en cuanto a inversión pública: los proyectos como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía, son de dudosa rentabilidad y conllevan un gasto irrecuperable, afectando directamente a las finanzas públicas, el servicio de la deuda pública (interna y externa) y la proporción de ésta con respecto al PIB, reduciendo, por tanto, el incremento del mismo.

La política oficial de criticar a los "fifís", refiriéndose a las clases medias y altas, las de contribuyentes mayores, sólo sirve para exacerbar las diferencias y polarizar a la sociedad. El gobierno federal omite reconocer que con los impuestos que pagan los "fifís" y "conservadores", se mantienen los "programas sociales" y se reparte dinero, muestra genuina del desperdicio al generar una sociedad parasitaria. Los pobres no son mascotas, son trabajadores potenciales. Enseñar a pescar es más sabio que la humillante limosna oficial.¨¨¨

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