Los cambios que vienen

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Jesús TAMAYO


Abril 16, 2019

Comenzaremos hoy con algo obvio: las ciudades actuales no sólo no son lo que eran antes, sino que en las próximas décadas cambiarán drásticamente. Su estructura reflejará inevitablemente los efectos de los avances tecnológicos en la producción, en el consumo, en las formas de vida y en los patrones de comportamiento de sus habitantes.

Las ciudades, en tanto concentraciones de población, son mercados donde se concentra la demanda de todo tipo de bienes y servicios, recursos, etc., y los efectos de los avances tecnológicos afectarán a todas ellas.

En este escenario, los responsables de la administración y gobierno de nuestras ciudades no parecen haber hoy registrado todavía lo anterior y, por tanto, ni actúan ni se mueven en consecuencia.

Quien sí lo ha registrado, desde hace 40 años, es la ONU, que ha hecho pública su preocupación por la multiplicación de los centros urbanos, por el desinterés oficial respecto de sus minorías y por el empobrecimiento relativo de la población urbana. Pobreza y descuido manifiesto en slums, chabolas, villas miseria o ciudades perdidas, como les denominamos en nuestros países a estos territorios de pobreza.

También es preocupante para la ONU: el deterioro ambiental producido por la industria global, y la particular contribución a la contaminación urbana producida por el parque vehicular local, así como la falta de áreas verdes en los territorios urbanos.

Asimismo, le preocupa la progresiva pérdida de movilidad de los habitantes de las grandes urbes, y también la transparencia que parecen tener frente a las autoridades urbanas, las necesidades de importantes sectores de la población como las mujeres, ancianos, jóvenes, niños y minorías raciales. Ello ha llevado a que la Nueva Agenda Urbana de la ONU nos recuerde que la ciudad es para todos y de todos.

Ante escenarios tan lamentables como los urbanos, algunos han declarado que la especie humana no merece el planeta en que vive. Sin lamentaciones, ONU-HABITAT ha elaborado una serie de recomendaciones para revertir el deterioro urbano. Por ejemplo, su Nueva Agenda Urbana está orientada al ideal de lograr una ciudad para todos. Se trata de alcanzar la igualdad en el uso y disfrute de las ciudades y asentamientos urbanos, donde las personas puedan gozar de igualdad de derechos y oportunidades.

Se trata de que tanto ciudades como asentamientos cumplan con su función social y ecológica en la Tierra, alienten la participación y la colaboración cívica, generen un sentimiento de propiedad y pertenencia en todos sus habitantes, logren la igualdad de género y empoderen a mujeres y niñas.

Nada de esto es sencillo y, por supuesto, choca con la idea tradicional de que la autoridad pública puede hacer y deshacer a su gusto, sin importar la opinión de los ciudadanos de a pie.

La preocupación de ONU-HABITAT es compartida por especialistas y organizaciones de la sociedad civil. La semana próxima revisaremos la opinión de algunos especialistas.

 

* Arquitecto y M.D.U. | [email protected]

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