Otra vida es posible

Hace más de un año, Brisa —una de las hembras más grandes de la manada que vive afuera de nuestra casa— tuvo su primera camada

Hace más de un año, Brisa -una de las hembras más grandes de la manada que vive afuera de nuestra casa- tuvo su primera camada. De ahí nacieron Lluvia y Sam. Ambas son hermosas; sin embargo, nos enamoramos de los ojos color miel de la pequeña Sam.

Al principio podíamos ver cómo las tres hacían frente a los perros callejeros que aún no las integraban al resto de la manada. Con el paso del tiempo, Brisa y Lluvia se hicieron inseparables y se fueron ganando su lugar corriendo atrás de los autos para amedrentarlos, cazando animales o correteando a perros que no viven en nuestra calle.

Poco a poco fueron segregando a Sam. Nosotros siempre pensamos que era por ser la más pequeña, pero nos dimos cuenta de que tenía una condición especial: una de sus patas delanteras tiene una malformación y eso le impide ser fuerte y aguerrida como las otras perritas.

Al principio, cuando alimentábamos a la manada, permitían que Sam tímidamente se acercara al plato. Con el paso de los meses, la fueron amedrentando cada vez más, al punto de no permitirle acercarse a comer.

La situación para ella se volvió terrible; si salía de debajo del auto en el que vivía, Lluvia, Blanca y Carasucia la atacaban a mordidas hasta que la obligaban a esconderse en su refugio. Era muy raro verla tomar el sol, comer o tomar agua. Su mirada era de terror y tristeza y, por supuesto, tocarla era imposible.

Hace poco nos dimos cuenta de que Sam estaba preñada. Tuvo a sus cachorros hace unos días y, con ayuda de nuestras vecinas, decidimos que estaría más segura con nosotros, dentro de la casa.

Marco y yo fuimos al refugio donde se encontraba y me permitió tomar a sus cachorros. Empezamos a caminar y con mucha emoción vimos cómo Sam, de forma valiente y decidida, pasó frente a Lluvia y Carasucia para subir el cerro donde tiene prohibido estar.Cuando la colocamos en su nueva casa con sus cachorros, pudimos contemplar sus hermosos ojos que tímidamente nos daban las gracias.

Estamos orgullosos de su valentía, de tener el coraje para enfrentar a sus bullies y abrirse paso a una vida mejor. Tenemos mucho trabajo por hacer con ella, no sólo ayudarla a estar sana para que críe a sus cachorros, sino también enseñarle, con mucho amor y paciencia, que otra vida es posible para ellos y todos los perros.

 

*Agente perruna y diseñadora gráfica.

 Agente Perruna

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