Otra vida es posible II

Después de sacar a Sam y a sus cachorros de la calle, pensamos que todo iría para bien

Otra vida es posible IIDespués de sacar a Sam y a sus cachorros de la calle, pensamos que todo iría para bien. Sabíamos que el trabajo sería difícil, pero estábamos seguros de que lograríamos ganarnos su confianza. Nunca movía la cola cuando nos veía y acariciarla parecía un sueño lejano. Periódicamente la llamábamos con comida; pensamos que ése era un buen primer paso. Se mostraba tranquila y nos permitía acercarnos a sus cachorros; dimos por hecho que se sentía bien. Para nuestra sorpresa, escapó dos veces de la casa para ir con las perras que la amedrentaban y la mordían. No entendíamos por qué quería regresar al mundo que tanto daño le había hecho.

Una mañana de jueves, la respuesta llegó en medio de una plática con una amiga: "A nuestros hijos hay que seducirlos hacia la vida". Como si mi mente hubiera recibido una luz de sabiduría, comprendí que la única vida que Sam conocía era la violencia, el hambre y la marginación.

A partir de ese día no sólo la llamamos con comida, también la invitamos a recorrer la casa acompañada de nuestros perros; cuando cocino le doy a oler todos los ingredientes, nos sentamos con ella y sus cachorros en el patio, y mientras platicamos la sorprendemos con una caricia. Al integrarla a nuestras actividades estamos presenciando su transformación, se está convirtiendo en una perrita curiosa; cada vez que abro un cajón, se aparece para investigar qué hay adentro. Así descubrió que le encanta dormir bajo el maple, que ella también cabe en las camas de los perros y que Dasha podría convertirse en su mejor amiga, pues cada vez que se miran su cola revolotea con alegría.

Los cachorros ya cumplieron un mes. Sam ha sido una maravillosa madre y sus hijos están hermosos y sanos. Esta semana hablé con la doctora Susi y me dijo que ya es tiempo de buscarles un hogar. Sé que este momento es por el que trabajamos en esta familia; entregar a los perritos con buenas personas que los cuiden y les den una vida digna, pero el corazón duele un poco al pensar que ya deben irse.

En un principio habíamos pensado que también buscaríamos casa para Sam, pero después de mucho platicar llegamos a la conclusión de que éste es su territorio, aquí nació, aquí están sus amigos y está aprendiendo que puede volver a empezar sin salir del hogar. Así que, con todo nuestro amor, le damos la bienvenida a la nueva integrante de nuestra familia: Sam.

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