Profesores y reforma educativa

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Miguel Barbosa Huerta


Mayo 17, 2019

El 15 de mayo se promulgó la reforma constitucional en materia educativa. El próximo lunes 20 de mayo, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se reunirá con el SNTE y con la CNTE. La estrategia de diálogo y la construcción del consenso llevaron a buen puerto esta importante transformación del sistema educativo. México avanza hacia una transformación sustancial, teniendo como eje la educación. La mal llamada Reforma Educativa quedó abrogada. Aún así, si algo tiene que corregirse o arreglarse se hará en las reformas a las leyes reglamentarias que ya se preparan en el Congreso de la Unión.

Esta reforma es producto de un gran esfuerzo de las autoridades educativas, de los profesores, de los especialistas, pero sobre todo de la sociedad, particularmente de los padres de familia. El parlamento abierto llegó para quedarse. Aprovechar el tiempo; realizar foros en la mayor parte de la geografía nacional; consultar de manera permanente a las autoridades locales; realizar audiencias públicas, para escuchar muchas voces; no imponer desde la lógica de la mayoría, sino buscar acuerdos con las otras fuerzas política, representó una enorme tarea de la cual ahora se ven sus logros iniciales.

En esta reforma, el eje fundamental es el proceso educativo y por tanto, los estudiantes, con lo cual se garantiza el derecho superior de las niñas y los niños. La recuperación de valores, la preservación de la cultura, el civismo, la historia, el humanismo, permitirán recuperar el valor social del proceso educativo. La mal llamada reforma educativa fue abrogada. Se acabaron las evaluaciones punitivas del magisterio, se acabaron las estructuras burocráticas que sólo consumían recursos públicos, como ocurrió en el gobierno anterior con los escandalosos gastos en materia de comunicación y promoción.

Con esta reforma se enmienda el camino y se dan pasos firmes para dignificar el papel del magisterio, después de la ofensiva neoliberal que por más de 30 años intentó sin éxito desacreditarlo e inclusive eliminarlo. No lo consiguió y ahora el magisterio ha asumido su verdadero papel en el proceso educativo. Los detractores de la reforma pensaron que era imposible aprobar una reforma con el grado de consenso que se logró, que era como juntar el agua con el aceite. Esto fue posible actuando con responsabilidad, dialogando, dando certezas de que no se cometería un albazo parlamentario como ocurría en los gobierno panistas y priistas.

Cerrado el proceso parlamentario, promulgada la reforma, sigue la difícil tarea de construir las leyes reglamentarias. Nuevamente por medio del diálogo se podrán construir los acuerdos que permitan que el próximo ciclo escolar inicie en un nuevo marco legal. El amplio consenso no significa unanimidad, por lo cual todas las voces tienen derecho a expresar sus puntos de vista y a proponer cambios, como ocurrirá el lunes cuando el magisterio se reúna con el Presidente de la República. El acuerdo es posible, porque para todas las partes involucradas lo más importante es construir la mejor reforma posible y no los intereses de grupo o de sindicato.

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