El regreso de Colosio (y de Salinas)

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Mario DE VALDIVIA


Mayo 19, 2019

-Es un asesinato fraguado desde el poder.

-¿En qué instancias? Eso no lo sé, ni me atrevería a señalarlo.

-Pero en los alrededores del poder. De eso no tengo absolutamente ninguna duda.

Alfonso Durazo, en "1994", serie de Netflix en 5 capítulos. 17/05/2019.

Paréntesis de contexto: (Es una especie de síndrome social el suponer que artistas o personajes famosos no han muerto, especialmente cantantes: Carlos Gardel, Pedro Infante y recientemente Juan Gabriel, éste reapareció en la "mañanera" presidencial del 23 de abril. Ahora parece ser que el nouvelle régime quiere revivir a políticos muertos y a muertos políticos).

Pero fuera de cantantes famosos, no habíamos visto ni oído la resurrección de políticos y no acertábamos a entender el propósito (¿insano y/o patrocinado?) de la productora mundial de series fílmicas y películas "Netflix", por ya emitir en este año dos series sobre Luis Donaldo Colosio, el malogrado candidato del PRI a la presidencia de la República en 1994. La primera de esas series es actuada, con personajes de cierto o lejano parecido con el protagonista y los actores reales, de una trama que parece la historia política sin fin, pero eso sí, con una clara conclusión inducida, según algunos lo han entendido así: detrás del crimen está Carlos Salinas de Gortari. Desde luego, sin pruebas, sin evidencias y con un conjunto de sofismas para hacer de la expectación ingenuidad y de la insinuación rencores. Al menos muchos así creyeron al terminar de ver los 8 episodios de "Historia de un crimen. Colosio" (Netflix, lanzada el 22/03/2019).

El 17 de mayo de 2019, se lanza otra serie: "1994", en 5 capítulos, especie de documental con testimonios, explicaciones, justificaciones, excusas y quizás hasta mentiras, con personajes vivos y de la vida real. Los escenarios son estupendos: bibliotecas de gran lujo. Ahí están el mismo Luis Donaldo Colosio Murrieta, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Pablo Chapa Bezanilla, Antonio Lozano Gracia, Raúl Salinas, Mario Aburto, Othón Cortés, Diana Laura Riojas, Luis Donaldo Colosio Riojas, La Paca (supuesta vidente y médium) y un elenco espectacular que revela versiones, mentiras y algunas verdades. Pero peor que las mentiras, suelen ser las insinuaciones.

Nada nuevo de los resultados definitivos de la investigación del crimen de Colosio se desprende de las dos series. La primera cae en el campo de lo ficticio-tendencioso, y la segunda en el campo de las conjeturas y de lo que en común se dice "piensa mal y acertarás". Nada ayuda a resolver o a descubrir las motivaciones de Mario Aburto para matar a Colosio, eso sigue como incógnita que nunca será despejada, pero parece que hay una inclinación a difuminar la imagen del asesino en ese limbo donde las almas no son culpables ni inocentes.

Tal parece que hay algunas finalidades políticas como revivir al "Villano favorito" para tener a quien culpar de los males pasados, presentes y futuros. Es el líder de la "Mafia del poder". Ambas series no revivirán a Colosio, ni siquiera en la memoria política porque fue víctima de un fin inesperado y no se puede saber si hubiera sido bueno o mal gobernante. Era producto de un proyecto gubernamental sin una ideología, pero sí en un contexto de inserción en el mundo globalizado y de un cierto compromiso social.

Por su parte, Alfonso Durazo, actual Secretario de Seguridad Pública, que ha gambeteado del PRI al PAN, al PRD, a Morena y a cuanto plató del poder se le presente, parece ser el portavoz del sistema o del régimen actual que dice ser puro, impoluto y "Terminator" de la corrupción. De ahí el peligro de sus frases con las que inicia este artículo. Ser o no ser, he ahí la forma de esconder una tesis en la cual está inmersa la cúpula gubernamental de 1994, la misma que firmó el TLCAN, a la que tocó a su puerta el EZLN y que padeció los asesinatos de Colosio y de Ruiz Massieu. Si Durazo carece absolutamente de duda alguna, que se atreva con franqueza: ha sido parte del poder desde entonces.

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