"Aquí nos tocó vivir" es el nombre de un buen e interesante programa televisivo de la gran Cristina Pacheco, pero a nosotros también aquí nos tocó vivir y la realidad, así como nuestra realidad, "es tan necia" que es lo que es, tal cual, nos guste o no nos guste. Nosotros únicamente podemos tratar de aprehenderla para entender qué es lo que sucede y, quizás, qué sucederá, esto con el fin de orientarnos en ella o, en su caso, participar en los hechos, si es que se puede o se quiere, pues "aquí nos tocó vivir; es decir, somos mexicanos".

Y como tal, es ineludible el que participemos -ya sea por acción o por omisión- en la vida de nuestro país, en el cual va la 4T, que afirma que no se permitirá la corrupción y se transparentarán todas las acciones del gobierno.

Esto no sólo suena bonito, sino que es impostergable hacerlo con el esfuerzo de todos los que no se beneficiaron con la rapiña de los neoliberales, no sólo en el gobierno, sino también fuera de él, en la "esfera privada", en los negocios que proliferaron bajo la capa de la corrupción y la "no transparencia", ya que con esta última se podían cometer latrocinios innombrables que socavaban poco a poco a la nación.

Estos negocios se hacían bajo la sombra de aquellos que ocupaban, y algunos ocupan, algún cargo en el gobierno; pero se hacían para dilapidar los recursos de todos y beneficiar tanto a dichos funcionarios como a su contraparte que, por supuesto, es la iniciativa privada. Más grave aún cuando muchos de tales negocios beneficiaban a trasnacionales, con o sin socios "nacionales".

Dichos negocios muchas de las veces eran públicos, eran conocidos por un gran público. Pero otros no, eran "reservados" por una determinada cantidad de años. Esto se podía, porque los así llamados poderes del gobierno fueron literalmente secuestrados y pervertidos para facilitar el saqueo que se convirtió en otra, quizás la más lucrativa, fuente de acumulación de capital… Y a todo se le daba visos de legalidad.

Eso fue lo que hicieron, y acabar con esto es lo declarado por AMLO, el actual presidente de la República por mandato de más de la mitad del electorado mexicano, pero para esto es indispensable empezar por "limpiar la casa" como se limpian las escaleras: "de arriba para abajo", porque si no, nos quedaríamos sin casa, y "aquí nos tocó vivir".

Los que se beneficiaban directamente con los neoliberales, por supuesto que están en contra de esta 4T. Esto es natural, pero la gran mayoría que tenían las puertas cerradas para "salir adelante" y que forman eso que se llama "pueblo", marcaron el alto y ordenaron, en las urnas, un cambio de accionar del gobierno, pero no votaron por ninguna revolución.

El modo de producción seguirá siendo el mismo, se podrá hablar de ganancias "bien habidas" y ganancias ilegítimas, porque lo que mueve el crecimiento económico, en el capitalismo, es la acumulación de las ganancias y éste no es más que trabajo nuevo, recién creado, que es apropiado por los patrones.

Este hecho plantea a aquellos que afirman estar en contra de las abismales desigualdades existentes, encontrar la causa de esto, y no perderse en cosas aparenciales como lo es la lucha contra la corrupción, sino enfocarse en lo que realmente la origina: tener bien claro que el enemigo a combatir no es AMLO, sino el capitalismo que está asentado en la explotación del hombre por el hombre.