Lunes 27 de Mayo de 2019 |
En pocos días culminará la campaña política por la gubernatura de Puebla, y con ella una serie de acontecimientos, propuestas, descalificaciones, aciertos y desaciertos de los actores políticos que compitieron en esta elección extraordinaria. Termina el periodo de los 60 días en que los partidos políticos buscaron dar a conocer la mezcla política que estará en la boleta el día de los comicios, combinando tres componentes: la plataforma política, el candidato y los partidos políticos que representan. Recordemos que este proceso electoral se realiza debido a la trágica muerte de la gobernadora del estado de Puebla, Martha Erika Alonso Hidalgo, ocurrida el 24 de diciembre de 2018, diez días después de haber ocupado ese cargo. Aunque la elección del gobierno estatal en 2018 fue una de las más complicadas en la historia política de México, ya que en la entidad se votó el 1 de julio pasado, tras una compleja y violenta campaña política, que terminaría con la impugnación del resultado electoral y una lucha judicial por el reconocimiento del triunfo durante cinco meses. En diciembre de ese año se resolvió quién gobernaría Puebla, a través de la determinación del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Así llegó al poder la gobernadora de Puebla. En este contexto se desarrolla el proceso electoral de 2019, marcado por la inestabilidad y la polarización política en la sociedad y al interior de los propios partidos políticos. Situación que se agudiza desde que se da a conocer la noticia de la caída del helicóptero donde viajaban la gobernadora y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle Rosas. Desde ese momento, cuando se pensaba que había acabado la crisis política en Puebla, en realidad lo más difícil estaba por venir. De 2017 a la fecha, el estado de Puebla ha tenido cuatro gobernadores: Antonio Gali Fayad (electo), Martha Érika Alonso Hidalgo (electa), Jesús Rodríguez Almeida (encargado de despacho) y Guillermo Pacheco Pulido (interino). Ocupó su cargo el primer mandatario en esta lista por un periodo de un año y ocho meses, a fin de homologar el calendario electoral del 2018 y celebrar elecciones concurrentes (locales y federales). Circunstancia de por sí compleja para mantener la gobernabilidad y la legitimidad en tan corto periodo de tiempo; pero sería hasta que concluyera su gestión este gobernador cuando se comenzaría a complicar el escenario político en el estado. Sin embargo, esta crisis en la administración pública ha generado consecuencias profundas en términos del reacomodo de las fuerzas políticas, la lucha de intereses de grupos, y, sobre todo, por el cambio de ánimo social en el estado, todo lo cual alteró el tablero del juego político en todo el país el año pasado. Es enorme el desgaste que han sufrido los partidos políticos, los candidatos, los medios de comunicación, los empresarios, los ciudadanos, ante el marco de incertidumbre e inseguridad en el proceso de toma de decisiones, porque no hay todavía estabilidad en el gobierno. Los poblanos volverán a acudir a las urnas el próximo 2 de junio y será la primera ocasión en que se medirá el capital político real con el que cuentan los partidos, tras el arrasador triunfo de Morena en 2018. Y aunque en el caso de Puebla pareciera que el resultado está anunciado si sólo nos guiáramos por los estudios de opinión pública, valdría la pena ser más mesurados en los alcances de las proyecciones que hasta hoy se tienen, porque en una democracia la competencia, la libertad, la información y la pluralidad pueden arrojar distintas consecuencias en cada elección. En el caso de Morena, el ciudadano puede evaluar los logros de sus gobiernos en tres niveles: federal, estatal y local. En la elección de Puebla, es probable que influya en el voto de los poblanos el desempeño de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México; y el de Claudia Rivera Vivanco como presidenta municipal de la capital. Asimismo, el de los representantes políticos en el Congreso federal y estatal. Del lado de los partidos políticos de oposición, específicamente el PAN, parece que está en riesgo de perder dos de sus principales bastiones: Puebla y Baja California, lo que antes fue territorio gobernado por el PRI, ahora reducido a una representación política casi simbólica en el mapa del poder en México y en estas dos entidades. En tales circunstancias, los ciudadanos poblanos deberán decidir su voto para delegar confianza y responsabilidad en uno de los tres candidatos que estará en la boleta: a) Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta (coalición Juntos Haremos Historia en Puebla: Morena, PT, PVEM); b) Enrique Cárdenas Sánchez (candidato único: PAN, PRD, MC); y c) Alberto Jiménez Merino (PRI). Votar es un derecho y una obligación, por lo que a pesar de que haya poco interés, pocas propuestas concretas, pocos contrastes significativos y un solo debate que no permitió saber más cómo sería el gobierno de cada candidato, el ciudadano necesitará tiempo para reflexionar su voto con información que le permita tomar decisiones conscientes y libres. Para ello sugiero: Voto Informado (UNAM); Informo y Voto (ThinkTank); y Observatorio Mediático de la Elección (UPAEP, UDLAP, Tecnológico de Monterrey, AMECIP). Esperemos que ésta sea una jornada electoral en la que se destaque una alta civilidad política de todos los actores, paz y seguridad para ejercer el voto, y, sobre todo, estabilidad y orden social para Puebla con este quinto gobernador. Que así sea. |