Las dolencias de las regiones

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Efrén CALLEJA MACEDO


Mayo 30, 2019
El mundo es ancho y ajeno, escribió el peruano Ciro Alegría para titular una novela de resistencias, dolores y avasallamientos publicada en 1941. Un poco antes, en 1934, el compositor argentino Enrique Santos Discépolo había sentenciado que el mundo fue y será una porquería. Hoy, a pesar de la ilusoria cercanía generada por los click y la proliferación de instituciones e iniciativas solidarias, buena parte del mundo sigue siendo una suma de dolencias.

De esto habla Crónicas negras desde una región que no cuenta (Aguilar, 2013). El área es Centroamérica y los relatos brotan de la Sala Negra de El Faro, ese periódico digital latinoamericano que, en palabras de la periodista Marcela Turati, se ha convertido en la redacción en la que todos los reporteros quieren trabajar.

Las 18 crónicas -6 de El Salvador; 4 de Guatemala; 4 de Nicaragua; 4 de Honduras- bracean en lagunas de violencias sexuales, barriales, gratuitas, sistematizadas, intempestivas, limítrofes y cotidianas. En estas narraciones las fronteras se diluyen, las nacionalidades se trasponen y los cuerpos -policiales, pandilleriles, militares, narcos- danzan entrelazados con ritmos caóticos.

Escritas por Carlos Martínez, Roberto Valencia, Daniel Valencia Caravantes, José Luis Sanz, Óscar Martínez y Juan Martínez a lo largo de un año de periodismo de largo aliento, estas historias muestran que es posible -como lo enuncia Sala Negra- dejar de contar muertos y entender; ir para entender; permanecer para entender, y narrar para explicar.

Así, los periodistas de El Faro atemperan la estridencia de los acontecimientos para darle espacio a las voces que habitan los territorios; desglosan los mecanismos de la violencia para dimensionar la normalización de los abusos, desarman los procesos que forman clanes; recorren las calles para distinguir entre la leyenda y la realidad. Es decir, dudan, preguntan, caminan y escuchan.

Gracias a este trabajo meticuloso -algunas crónicas exigieron medio año de trabajo-, las historias permiten adentrarse en las entrañas centroamericanas.

Dice Marcelino Díaz, psicólogo forense: "La violencia está casi invisibilizada. ¿Cuántos medios de comunicación cuentan aquí la verdad? Casi ninguno, porque responden a grupos normativos que prefieren vender El Salvador como el país de la sonrisa. Y no sólo invisibilizada; la violencia también está naturalizada. No es natural que se descuartice a niños o a niñas, que maten a la abuelita; pero aquí todo eso se ha naturalizado. Yo creo que los salvadoreños tenemos adicción a la muerte. Adicción a la muerte".

Susurra un comandante del ejército guatemalteco: "En Cobán, al llegar nomás, Los Zetas te paran, te dan tu primer sueldo de 500 dólares, te dicen que ya te van a llamar cuando necesiten algo, te dan un celular y te piden que te peines para tomarte una foto".

Sentencia el comisionado policial Lewis sobre Sandy Bay, Nicaragua: "Ahí mandan ellos, los vinculados a los narcos. Tienen el poder económico y armado. Ahí operan colombianos, jamaiquinos, ticos, hondureños. Llegan, se están cuatro, ocho días, hacen sus contactos, salen; se habla de dos, tres pistas clandestinas en lugares bien difíciles de acceder; difíciles para nosotros. Hay personas que nos han querido llevar a fotografiar, pero no hemos hallado por dónde entrar, no hay modo sin que nos miren".

Dice un exalcalde de algún municipio hondureño: "Mirá, todos los alcaldes de la zona sabemos cómo opera el alcalde de El Paraíso [pueblo pujante, con helipuerto y alcaldía con ínfulas de El Capitolio]. No siempre te ofrece dinero. Cuando tenés ferias municipales él te manda a ofrecer lo que querrás… jaripeos, grupos norteños mexicanos de prestigio que te atraen gente, y así recaudás más. Luego él te pedirá favores".

En los recodos de estos entramados se mezclan las víctimas y los deudos; los temores y los arrebatos; las pérdidas y las iniciaciones; los compromisos y los cinismos; las repatriaciones y las requisas.

En LEM estamos seguros de que Crónicas negras consigna la intensa cercanía de México con Centroamérica y las múltiples realidades que cruzan ambas regiones.

*Centro de producción de lecturas, escrituras y memorias (LEM)

lem.memoria@gmail.

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