La bicicleta como política pública
El cartero, el plomero, el jardinero, algunas niñas, algunos niños, Shakira, Carlos Vives, ET, Lance Armstrong, bikers y miles de personas en el mundo usan la bicicleta para fines recreativos, deportivos y como medio de transporte. De acuerdo con la ONU, en el mundo hay más de 1 billón de usuarios de la bicicleta. Aún recuerdo con una gran emoción cuando tenía 12 años y recibí una bicicleta de carreras marca Benotto. Era de color azul cromado, contaba con 10 velocidades, volante curvo, doble freno en el manubrio y en ella hacía pequeños recorridos con amigos y vecinos de San Manuel, que es la colonia donde crecí. Cuando llovía, de lo que más disfrutábamos era salir a mojarnos y pasar en medio de los charcos. Recién inaugurado el Fovissste San Manuel, era uno de los lugares favoritos para maniobrarlas a toda velocidad entre sus jardineras. En esa bicicleta también podía desplazarme a varios lugares cercanos, como el Cerrito, San Baltazar Campeche, Huexotitla, La Calera y la colonia Humboldt, entre otras. Recuerdo que estos traslados eran con el consentimiento de Miguelito y Lupita, pues consideraban que era seguro, además de divertido. 40 años después, cuesta trabajo pensar que niños y niñas de 12 años puedan hacer recorridos de este tipo, debido a la inseguridad y al tráfico vehicular que de forma exponencial se ha dado. El lunes de esta semana se celebró el Día Mundial de la Bicicleta. Aunque tradicionalmente esta celebración se asocia con el 19 de abril, en 2018 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 3 de junio como la fecha oficial para su celebración. Asimismo, anunció la creación de un fondo para evitar muertes a causa de incidentes de tránsito. El objetivo de dedicarle un día a este medio de transporte es impulsarlo como una solución a retos mundiales que incluyen la contaminación, el cambio climático, la salud y la calidad de la educación. Por ello es tan importante que tomemos en cuenta el rol que juega este medio de transporte para generar condiciones de uso accesible, seguro, digno, rápido, además de implementar las medidas necesarias para que las bicicletas puedan estar al alcance de todos los bolsillos; es decir, democratizar su adquisición. Las decisiones que toma el gobierno deben ser, en principio, de beneficio comunitario y con un gran impacto social. Es decir, su costo-beneficio debe de ser tan alto, que la justificación de su implementación debe de satisfacer, por sí sola, a la mayoría de los ciudadanos. En términos de política pública, la decisión de invertir un peso en tal o cual proyecto debe pasar por un proceso de diagnóstico, análisis, implementación y evaluación, que permita que esa inversión tenga una alta rentabilidad social. Cuando eso sucede, el gobierno actúa de manera adecuada; cuando actúa de manera contraria, el rechazo y la crítica son lo que prevalece. Invertir dinero público a favor de la bicicleta y su uso, es de una gran rentabilidad social. De acuerdo con el Manual integral de movilidad ciclista para ciudades mexicanas, publicado por el Instituto de Políticas para Transporte y Desarrollo (ITDP), se destacan las siguientes ideas en torno a este tema:
Por todas estas razones es necesario que como ciudadanos, pero sobre todo las autoridades, tomemos cartas en el asunto para generar condiciones de uso adecuado de este importante medio de transporte. |
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