La agenda de Puebla: la era de Luis Miguel Barbosa Huerta
Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado
"Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado" Albert Einstein Por un nuevo Pacto Social, con un saludo respetuoso a AJM, ECS y LMBH: Después de la etapa más álgida de la Revolución Mexicana, hacia mediados de los años treinta, son ocho los puntos de inflexión claramente identificables en la historia política de Puebla:1) el ascenso de Maximino Ávila Camacho; 2) la caída de del avilacamachismo, que se prolonga desde la renuncia de Antonio Nava Castillo hasta el interinato efímero de Gonzalo Bautista O´farril; 3) el periodo de estabilización iniciado por el doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara y continuado por Guillermo Jiménez Morales; 4) la construcción de las bases para la modernización de Puebla, en los gobiernos de Manuel Bartlett y Melquiades Morales Flores; 5) la alternancia en el gobierno del estado, a partir del triunfo de Rafael Moreno Valle Rosas por la coalición PAN-PRD-MC; 6) el breve espacio de conciliación y respeto, en el gobierno de Tony Gali; 7) la lamentable tragedia de diciembre y la virtual desintegración del grupo y proyecto de Rafael Moreno Valle; y 8) el triunfo de Luís Miguel Barbosa el pasado domingo.
¿Cuál es el contexto y perspectiva de la era de LMBH? Por lo pronto, el debate se ha centrado más en las formas que en el fondo. La baja participación, 33 por ciento, de los electores siempre fue previsible; la posibilidad de que la elección se cerrara también. En condiciones de incertidumbre y de acontecimientos de alto impacto el ánimo social, especialmente en política, suele inhibirse. Entre otros factores:
Caída del ánimo social No son inéditas la situaciones de desasosiego generadas por conflictos en los poderes del estado, pero en todas ellas el ánimo social se alteró fuertemente: entre diciembre de 1923 y enero de 1925, 14 meses, Puebla tuvo 4 gobernadores: Vicente Lombardo Toledano, Alberto Guerrero, Juan Crisóstomo Bonilla (hijo) y Claudio N Tirado. De 1963 a 1972 tuvimos 6 gobernadores: Antonio Nava Castillo, Aarón Merino Fernández, general Rafael Moreno Valle, Gonzalo Bautista O´farril, Guillermo Morales Blúmenkron y Alfredo Toxqui Fernández de Lara. Ahora, de enero del 2017 a agosto del 2019 Puebla tendrá 5 gobernadores: Antonio Gali Fayad, Martha Erika Alonso, Jesús Rodríguez Almeida, Guillermo Pacheco Pulido y Luis Miguel Barbosa. Después de lo sucedido no parece sensato esperar, o aun exigir, el mismo ánimo participativo. Pudo haber sido más profundo el mensaje ciudadano: en Quintana Roo la participación fue del 22 por ciento.
Penas corporales en torno al proceso electoral Otro factor que pudo influir fue la nueva legislación en materia de penalización de los delitos electorales. La anterior legislación permitía, de manera razonable, facilitar el traslado de las personas de sus comunidades o colonias a los centros de votación. Ahora puede ser motivo no de sanción, sino de cárcel.
Gestión de las administraciones municipales Desde luego, una buena o mal gestión del gobierno del partido del candidato influye en el comportamiento electoral. No conozco a detalle el papel de esos gobiernos; sí es evidente que estamos en un proceso de cambios vertiginosos que no parecen ser asimilados, hasta ahora, por las administraciones locales. En todo caso, el liderazgo del nuevo gobierno y su capacidad para armonizar el cambio nacional con el local, debe ser parte de sus prioridades. Ante los retos que tenemos por delante, carece de sentido sancionar o señalar a los ediles.
Polarización Estamos ante un cambio de régimen anunciado y puesto en marcha por el Ejecutivo federal, quién ha asumido una estrategia de comunicación directa y cotidiana. Día a día define claramente su posición ante el cúmulo de temas que están en el debate público. Por la intensidad de las declaraciones y mensajes, las opiniones y actitudes en pro y en contra, o de abstención, son inevitables los efectos en los procesos locales.
Contrapropaganda Un exceso de estas acciones, usualmente utilizadas en las campañas para contrastar perfiles, más que afectar a uno u otro candidato, pueden motivar la desmovilización del voto.
Mayoría y legitimidad En términos estrictamente legales, el triunfo electoral del pasado domingo es legítimo así fuera por un voto, independientemente de las proporciones relativas: AJM, 18.45 por ciento; ECS, 33.23 por ciento; y LMBH, 44.6 por ciento. En términos de legitimidad política, está abierto el camino de los hechos. Todo gobierno se legítima o pierde el apoyo popular por sus hechos. LMBH tiene la gran oportunidad de servir a la gente, de poner su liderazgo no a favor de un proyecto político futuro o del beneficio personal o de grupo, sino del progreso generalizado y perdurable de Puebla.
Perspectivas Ante el enorme desafió del nuevo gobierno no tiene sentido, a mi juicio, gastar más energía y tiempo en el debate de lo que pudo ser. Hagamos todos un balance riguroso, en lo que nos compete. Candidatos, partidos, organizaciones, ciudadanos, medios de comunicación y gobierno. Seamos responsables del deber ser y fortalezcamos nuestra democracia, empezando por la tentativa de forjar una nueva cultura y ética políticas. Las fuerzas políticas tendrán que cohabitar en el Congreso, en el debate en los medios y en la concurrencia plural de acciones de los tres órdenes de gobierno. Antes del inicio de su gobierno, LMBH tiene dos meses para sentar bases reales para la reconciliación, sumar propuestas y voluntades y dar sentido programático y viabilidad a su compromiso histórico con los poblanos. El nuevo régimen, el de la 4T que está en construcción, tiene la oportunidad de avanzar, en el horizonte de los próximos cinco años seis meses, en el crecimiento con justicia y equidad. El cúmulo de recursos presupuestales federales transferidos para el bienestar de las personas y las familias, podría no repetirse. Es pertinente que el nuevo gobierno oriente su estrategia a fortalecer e imprimir integralidad, profundidad y eficacia a los programas federales. No sólo por razones de afinidad ideológica o política, sino porque es posible obtener, con la suma de todos, resultados más amplios y duraderos. Dos objetivos prioritarios deben ser: abatir la pobreza extrema en la Sierra Norte, Mixteca y Sierra Negra; y recuperar los recursos naturales y el medio ambiente. Es hora de llamar a todos aquellos que puedan aportar conocimiento y experiencia, en particular a la comunidad académica y científica y a los poseedores de los saberes tradicionales. Más allá de la disputas y conflictos por los cargos, primero hay que asegurar el rigor, la pertinencia, la lucidez de las propuestas y determinación que Puebla necesita. Tengo confianza de que LMBH, con su experiencia y visión de Estado, sabrá sumar a los poblanos a esta nueva hazaña, que sólo puede ser consumada por todos a través de un Pacto Social renovado que reconstruya las estructuras instituciónales, económicas y sociales. |
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