Cuba a través de retratos

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Yussel DARDÓN


Julio 15, 2019
Reescribir un país a partir de la memoria supone un ejercicio de sastre. Tejer con las palabras pasajes del pasado para situarlos en el presente, siempre tiende a abrir ventanas inciertas a lo que vendrá, a lo que se supone que lo hará, o al menos a lo que creemos debe llegar.

Pero el sastre de las palabras necesita nutrirse de algo más. No sólo de su memoria sino también de otras personas que habitan dicho espacio, que construyen con sus acciones u omisiones un coliseo de situaciones dignas de contar. Al fin y al cabo un país es la suma de sus historias, de sus gladiadores cotidianos, de sus héroes de ocasión, de sus derrotas.

Lo anterior lo sabe muy bien Carlos Manuel Álvarez Rodríguez (Cuba, 1989), escritor y periodista autor de La tribu. Retratos de Cuba (Sexto Piso, 2017), quien recorre la isla a partir de un punto de quiebre: 2014-2016, periodo en el que se gesta el restablecimiento de las relaciones con los Estados Unidos y la posterior muerte del líder revolucionario Fidel Castro.

Ese cisma, Álvarez Rodríguez se da cuenta que hay "algo" que no debe estar, "algo que, como no está, no podría sostenerse. Los ánimos, quizá: la desidia, el inmovilismo, la amnesia". Además apunta que "por no correr riesgos, Cuba ha corrido el mayor de todos: no correr ninguno".

Así, el impasse de un país que de repente queda huérfano de ideología, ausente de la cotidianidad, con un futuro lejos de poder conjugarse, se transforma en el motor del libro que recoge miradas políticas, culturales y sociales, todas y cada una de ellas con el objetivo de exponer el sistema nervioso de un país de victorias y fracasos.

Y así, sin miramientos, Álvarez Rodríguez escribe: "Los sesenta fueron los años del hombre nuevo. Los setenta, la supuesta consumación de ese supuesto hombre nuevo. Los ochenta, las primeras erosiones del hombre nuevo. Los noventa, el derrumbe abrupto del hombre nuevo. Los dosmil, el cadáver danzante del hombre nuevo. Y esta segunda década del XXI, el hombre que ya no importa si es nuevo o no, sino simplemente que sea".

En La tribu. Retratos de Cuba la reflexión no proviene sólo de lo expuesto por el autor sino de las voces que participan en este mosaico, como la del jugador de beisbol que sale de la Isla para triunfar, reclutado por los Yankees de Nueva York, y regresar, años después, a una Cuba que parece no ser la suya pero que reconoce de alguna manera; también están las historias de una exbailarina del Tropicana que vive en un basurero; y la de una madre que busca por todos los medios recuperar el cuerpo de su hija que se suicidó en el extranjero.

Asimismo nutren al libro pláticas con boxeadores, guerrilleros, travestis y balseros; raperos, balseros y poetas perseguidos, traficantes.

El autor tiene claro que éste es el retrato del cierre de un ciclo, "¿quiénes somos y en qué condiciones legamos al término de la travesía que fue la Revolución? Hemos tenido fe y hemos perdido, fuerzas imposibles nos han mutilado, nos hemos fugado, hemos permanecido, hemos sobrevivido y no. ¿Cuál fue esa fe? ¿Por qué la perdimos? ¿De qué hablamos los cubanos cuando hablamos de nosotros?"

Dolor, rencor, esperanza, fiesta, desánimo, entusiasmo, hambre, anhelo, enjundia, adjetivos que los partícipes de este libro pueden caminar en el bolsillo de un traje llamado Cuba, un traje que Carlos Manuel Álvarez Rodríguez supo zurcir con dedicación y con la mejor forma de aproximarse a una verdad: mostrar el hecho tal y como es, buscando testigos de cómo se construye un país desde el abandono.

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