El wedding planner

Desde hace algunos años a la fecha hemos visto cada vez con más frecuencia en las bodas

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Desde hace algunos años a la fecha hemos visto cada vez con más frecuencia en las bodas, la presencia de un ser extraño o ajeno al núcleo familiar. Una figura por lo regular femenina, aunque también se presenta en masculino, que se ha metido entre las familias y las parejas para apoyarlos en la organización del evento. Una figura para muchos controversial, que algunos odian y otros tantos aman. Esa persona es nombrada en inglés, lo cual provoca que en ocasiones en nuestro país no se le mencione correctamente. Esta figura es el o la wedding planner. ¿Has escuchado hablar de ellos?

Hace aproximadamente diez o doce años se les conocía aún como coordinadores de eventos; ahora, eso incluso ha sido superado. Pues sus responsabilidades van más allá del día del evento.

Pero, ¿qué es lo que realmente hacen?, ¿de dónde surgieron?, y ¿por qué, además, cobran?

Un verdadero wedding planner, que literalmente significa Planeador de Bodas, es alguien preparado en varios aspectos que convergen en el evento. La gran mayoría, sobre todo los verdaderos wedding planners, cuentan por lo menos con una licenciatura, han tomado varios cursos, seminarios, diplomados, asisten a congresos especializados y además están pendientes de actualizaciones en torno a temas de diseño, decoración, gastronomía, enología, en fin. Es alguien preparado que funge a la perfección como un asesor para llevar a cabo el buen desarrollo de un evento, en especial bodas. Su trabajo se ha extendido a otro tipo de eventos como empresariales, familiares, no menos importantes, al contrario, cada uno con su propia com-plejidad. Es por ello que cada vez más gente solicita de sus servicios y confía en su apoyo.

Conoce de proveedores que sabe responderán al proyecto que se les confiere; es buen negociador y conciliador para que su cliente obtenga la mejor experiencia al realizar un evento a su lado.

Al aceptar planear una boda o un evento, el wedding planner adquiere una alta responsabilidad, la cual se asume con la confianza en las bases y la experiencia que se ha adquirido. Van de por medio no solo el presupuesto del cliente, sino toda la emoción que éste deposita en su gran día.

Las bodas y eventos seguirán haciéndose con o sin wedding planner, pero hemos comprobado que si hay detrás un asesor experimentado, la diferencia se refleja no sólo en el gozo del invitado, sino también en el del anfitrión, quién decidió contratar a un experto para que su evento resultara perfecto.

 

¡Feliz planeación!

*Planeadora de bodas.

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