Viernes 26 de Julio de 2019
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo, dice Wittgenstein en la proposición 5.6 del Tractatus Logico-Philosophicus. Y Antonio Calera-Grobet nos ofrece en Sed jaguar, un abrevadero para que nosotros expandamos nuestro universo.

La sed será mitigada en una fuente mitológica cuyo animal Tonal es el jaguar: animal mitológico valorado en nuestro país y que, sin embargo, está en peligro de extinción.

Decía Yves Bonnefoy que si la poesía desapareciera, con ella también sucumbirían las sociedades. Sed jaguar es un llamado a que cuidemos la poesía en su forma más primigenia: a través de la sonoridad de las palabras. Aquí una muestra: "Yo todo toro y tú que no querías, toro yo que te quería querer, querida, pero tú querías serlo por otro querer, no un toro ese otro, acaso novillo que sería. Y quisiste así al tal otro, mero loro sin decoro, pura pose sin Poesía. Pero uno así no es ninguno: por lo menos no un toro, querida mía: sólo una canasta de casta vacía."

Es muy probable que los sustantivos fueron las primeras palabras que el ser humano enunció, pues el sustantivo designa al mundo. Ese cuidado de la palabra que nombra, lo podemos apreciar en el anterior poema en prosa, pues cuando Antonio se refiera a la poesía lo hace con "P" mayúscula, lo que nos hace ver que para Calera-Grobet la poesía es un ente vivo, un concepto al que hay que nombrar con respeto, un nombre propio que le habita desde hace tiempo en la lengua, que se transforma en jaguar y que está al acecho de sus palabras.

Tuve la fortuna de conocer personalmente a Antonio Calera-Grobet en Mexicali, en el encuentro Tiempo de Literatura que organiza la escritora Elma Correa. Y aunque ya lo había leído antes, conocerlo en persona me dejó sin palabras. No pude más que decirle "Hola, Antonio, ¿cómo va todo?" y después darle un abrazo.

Lo había escuchado leer durante la inauguración del encuentro una noche antes y el tono y el ritmo de su lectura me hicieron comprender por vez primera el significado del himno nacional: "y retiemble en sus centros Calera".

La voz de Antonio Calera-Grobet es una invitación a la reflexión, a la sonoridad y al ritmo, al jugueteo con las palabras, a destrozar los cánones de la poesía oficialista, a escuchar el ronroneo de un jaguar, a alzar la voz y desarrollar nuestra consciencia social a través de lo único que jamás podrán robarnos: la palabra generadora de imágenes.

Con el siguiente fragmento me doy cuenta cómo el poeta jaguar caza a su prosa:

"La Poesía aquí no es Alicia, no, porque aquí ya no hay nada para ser precisos, nada de nada, ninguna epifanía. La Poesía aquí no se dio, acaso nace algo de unas matas largas y secas, que se descelebra aquí, en nuestro otrora país, siendo los años del señor, tiempos del centro de México, en donde no se mueve, no conmueve, llueve sobre nadie."

Antes del fin del mundo, inventaremos otro.

 

Sed Jaguar de Antonio Calera-Grobet. Bonobos,