Hablemos de desempleo

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Adrián SALAZAR


Agosto 30, 2019

El desempleo es una consecuencia “natural” del capitalismo, ese sistema económico que impulsa y fomenta el monopolio de las grandes empresas y, a su vez, irónicamente, van consumiendo a los pequeños comercios y productores, dejando a éstos sin otra opción que convertirse en mano de obra para esos monstruosos emporios que, gracias a la “libre competencia”, les fue arrebatada su única fuente de empleo y, por tanto, de ingresos y sustento para ellos y sus familias.

Este fenómeno no es nuevo, se viene desarrollando desde hace ya varios siglos, lo que le ha permitido ir “perfeccionándose” a la par del desarrollo social y científico. Es decir, cada vez hay más y mejores máquinas capaces de realizar las tareas del obrero en menor tiempo y con una mayor productividad. Esto hace que las personas que se quedan sin empleo engruesen las filas de la reserva industrial, como mano de obra barata sometida a la disposición del gran capital.

Sin lugar a dudas, esta consecuencia intrínseca del capitalismo afecta a miles y miles de personas en todo el mundo; algunos buscan otras opciones para poder llevar limpiamente el pan diario a la mesa de sus hogares. Por ejemplo, aquellos que se autoemplean. Tenemos así, como una forma de esa medida que, a su vez, sirve de válvula de escape, el comercio informal.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el estado de Puebla cerró el mes de junio con una tasa de desocupación de 2.7 por ciento, (0.2 % más que el mes previo), lo que equivale a 77 mil 844 poblanos sin una fuente de empleo. Aunque la media nacional en junio fue de 3.5, esto nos da un panorama de la magnitud del problema al que nos enfrentamos, y que no es exclusivo de Puebla, sino de todo el país.

Los datos que arroja el Inegi, que es un órgano oficial, señalan que el desempleo se ha incrementado en el último año. En el mes de mayo se registró una tasa de desempleo de 2.5 por ciento, por arriba de lo reportado en igual mes de 2018, cando se situó en 2.1 por ciento. De esta manera, la entidad sumó 72 mil 078 personas sin trabajo, cifra que superó los 58 mil 406 poblanos que estuvieron desempleados en mayo del año pasado.

A esto podemos añadir otros elementos que agravan la situación de la clase trabajadora: la tasa de condiciones críticas de ocupación creció 1.4 por ciento durante los primeros seis meses de 2019, lo que significa que el 19.5 por ciento de la población ocupada en México laboró bajo condiciones de mala calidad, y el 16 por ciento de los desocupados no cuenta con estudios completos de secundaria; en tanto que los de mayor nivel de instrucción representaron al 83.8 por ciento de la tasa de desempleo.

Bajo este panorama, Héctor Magaña, profesor del Tec de Monterrey del Estado de México y del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN), dijo –en entrevista a un diario de circulación nacional-- que la mayoría de las fuentes de trabajo no requieren de un nivel de conocimientos tan especializado, o que incluso sea necesario contar con experiencia laboral, ocasionando que a la población que cuenta con educación superior le resulte más complicado encontrar un empleo donde pueda explotar sus conocimientos.

Además, también es un síntoma que tiene como consecuencia que estas personas se vean obligadas subocuparse; es decir, que al hallar un empleo con puestos mal remunerados en comparación con sus habilidades o conocimientos y que, al no contar con los suficientes ingresos, tengan que encontrar una fuente extra de ingresos.

En este contexto, un gran número de familias poblanas tratan de ganarse honradamente el pan diario, y ante el difícil panorama por el que atraviesa nuestro país, y que ha ido empeorando día a día a causa de la injusta distribución de la riqueza, éstas han decidido organizarse en busca de mejores condiciones sociales y hacer su lacerante situación un poco más llevadera, a través del autoempleo y el comercio informal.

Sin embargo las autoridades, lejos de ver esto como una opción viable que puede evitar problemas peores y con graves consecuencias para la sociedad, como la delincuencia, el crimen organizado u otra actividad ilícita, se ocupa más en reprimirlos atacándolos como si de delincuentes se tratara, con el único objetivo de quitarle la paja del camino a los empresarios. ¿Qué les queda pues, a los desempleados que no tienen opción de un empleo formal y no se les permite autoemplearse en la medida de sus posibilidades?

Tan grave es este fenómeno como viejo. Durante años, decenas de comerciantes informales se han dedicado a esta actividad en las principales calles de la ciudad, sin que a la fecha haya gobierno alguno capaz de solucionar el problema de raíz y a nivel nacional, como ya hemos explicado. Y esto se debe a que el ambulantaje, el comercio informal es tan sólo la consecuencia del desempleo; es decir, las autoridades han buscado atacar la consecuencia, y no la causa del problema.

Han pasado administraciones de todos los colores; pasó Gabriel Hinojosa Rivero, Mario Marín, Luis Eduardo Paredes Moctezuma, Enrique Doger, Blanca Alcalá, Eduardo Rivera, Antonio Gali, Luis Banck y, en turno, bajo los colores de MORENA, Claudia Rivera Vivanco.

Durante los gobiernos previos a Claudia Rivera siempre se trató de resolver este problema, aunque en la realidad sólo se sobrellevaba, pues darle una solución real implica crear fuentes de empleo y salarios bien remunerados para los más de 77 mil poblanos que hoy día carecen de ello.

En cambio, en esta administración la postura del gobierno morenista ha tomado una postura absurda que, lejos de menguar el problema, lo encona: dejan el diálogo de lado y hacen uso de la fuerza pública y la represión para quitar a los ambulantes de la calle, como si quintándolos a ellos, también arrancaran el problema.

A esta situación de añade un elemento más, y más grave aún, pues la represión que sale de este gobierno morenista, ¡vaya sorpresa!, va focalizada hacia los comerciantes adheridos y organizados en las filas del Movimiento Antorchista, receta que no se aplica a las otras organizaciones que hacen uso de las mismas calles. En cambio, ésta es la única que como muestra de buena voluntad y disposición para coadyuvar con las autoridades ha reducido considerablemente su número de comerciantes en las calles del Centro Histórico, de 500 a 200, más del cincuenta por ciento. Pero esto no se ha correspondido con el trato recibido.

Los comerciantes antorchistas han buscado el acercamiento con las autoridades municipales en reiteradas ocasiones a través del secretario de Gobernación, René Sánchez Galindo, quien ha demostrado, por la vía del hecho, ser una persona sin capacidad de diálogo, de razonamiento ni de inteligencia política, pues su única respuesta ha sido la indiferencia y la represión.

Pedimos, por eso, a la autoridad competente disponga de una persona capaz de dialogar. Sólo así podremos entendernos.

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