Revocación de mandato a la mexicana

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La revocación de mandato es una herramienta de la democracia directa que puede ser muy útil y efectiva. Consiste en la remoción, por parte de la ciudadanía, de un funcionario público antes de que termine su periodo establecido de gobierno. En muchas democracias del mundo existe esta figura; sin embargo, dependiendo de la historia, tradición y sistema político de cada país, tendrá sus propias características.

Por ejemplo, en algunos casos esta remoción tendrá que venir exclusivamente de la ciudadanía, mientras que en otros casos puede venir también de los congresos (ya sean bicamerales o unicamerales), de los parlamentos o incluso del Poder Judicial.

Recientemente en nuestro país ha existido la discusión en torno a este tema. Incluso se aprobó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley enviado por el presidente de la República, el cual pretende introducir en la Constitución la figura de la revocación de mandato. Actualmente está pendiente su discusión en la Cámara de Senadores.

Pero, ¿qué se propone en este proyecto de ley?, ¿por qué existe tanta oposición al mismo?, ¿qué ventaja se obtendría de ser implementado? El proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados establece el procedimiento de revocación de mandato para el presidente de la República, gobernadores y jefe de gobierno de la Ciudad de México.

En el caso particular del presidente de la República, la revocación de mandato podrá ser convocada por el Congreso de la Unión (a petición del presidente de la República) o por la ciudadanía (Cámara de Diputados, 2019). Para ser aprobada por el Congreso de la Unión, tendrá que contar con 33 por ciento de cualquiera de las dos cámaras; mientras que en el caso de la ciudadanía, podrá contar solamente con 3 por ciento de los inscritos en la lista nominal de electores. Una vez solicitada por el Congreso o por la ciudadanía, y contemplando que se tengan los porcentajes requeridos, se procede a la votación de la población. Si en la votación se logra la mayoría absoluta; es decir, 50 por ciento más 1, la revocación de mandato será aplicada.

Es importante aclarar que para que proceda tiene que acudir a votar por lo menos el 40 por ciento de los inscritos en la lista nominal de electores. Se propone que la votación se realice el mismo día de la jornada electoral federal en la que únicamente se elija a diputados federales; además, establece que durante el lapso constitucional de gobierno solamente podría realizarse un proceso de revocación de mandato, el cual sería al tercer año de gobierno (Cámara de Diputados, 2019).

Alrededor de esta propuesta se ha generado discusión y debate. Uno de los principales argumentos de oposición a la misma se refiere a que se realice al mismo tiempo que la votación para elegir a diputados federales, lo que llevaría al presidente a estar de nuevo en una boleta electoral e influir, debido al “efecto AMLO”, en las elecciones.

Otro argumento en contra habla de la posibilidad de que el presidente de la República, con tal de lograr una revocación de mandato favorable, se mantenga en “campaña” durante otros tres años, descuidando así su trabajo en la Presidencia.

El papel de la ciudadanía también ha sido cuestionado, ya que el porcentaje requerido para que ésta pueda convocar a una revocación de mandato es del 3 por ciento, porcentaje muy pequeño para una decisión tan importante. Asimismo, mucha de la crítica va en torno a la posibilidad de que, al aprobar una revocación de mandato, se abra la puerta a una posible reelección. No necesariamente tendría que ser así. En muchos países existe esta figura y no hay reelección.

Sin embargo, habría que ser muy cuidadosos al momento de aprobarla. Es decir, analizar con cautela los tiempos (el cuándo y el cómo tendrían que ser revisados), y asegurarse de que su organización esté a cargo de una institución con autonomía y credibilidad, como podría ser el INE.

La revocación de mandato es un instrumento importante, porque permite a la ciudadanía remover a los funcionarios públicos por su incompetencia. Ciertamente sería una figura positiva, siempre y cuando esté muy clara e impida abrir la posibilidad de que el presidente en turno pueda perpetuarse en el poder.

 

* Profesora de Cátedra del Tecnológico de Monterrey en Puebla

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