Los negocios sucios a la sombra de Audi

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Fernando PÉREZ CORONA


Septiembre 03, 2019

Hace siete años, Audi, la unidad de autos de lujo de Volkswagen, anunció que instalaría una planta en San José Chiapa. Sería su primera fábrica en América. Planeaba una producción anual de 150 mil unidades, sobre todo los vehículos deportivos utilitarios Q5 para 2016.

Era un notición. Si la economía de Puebla estaba sustentada en Volkswagen, una segunda planta armadora de automóviles impulsaría a la entidad a niveles de Nuevo León o Jalisco, sin duda, pensé.

De esta manera, viajé a San José Chiapa. Debo reconocer que por ir platicando con mi camarógrafo, pasamos el pueblo sin advertir su ubicación. Regresamos por la misma carretera federal y nos volvimos a pasar. La comunidad era tan pequeña que su extensión no superaba mil metros lineales y concentraba inmuebles a los costados de la vía terrestre.

En este municipio, que para entonces tenía apenas 90 años de antigüedad (1 de octubre de 1923), la población prácticamente desconocía el proyecto. Es más, pocos, muy pocos sabían de la marca Audi, por lo que tampoco le daban su justa dimensión a la instalación de una fábrica de automóviles.

No era para menos, se hablaban de miles de millones de dólares, en una tierra donde el proyecto inmobiliario más grande, más grande incluso que la Presidencia Municipal, era un motel de ocho cuartos, el cual, para entonces, tenía casi todo el año en construcción, sin dejar de seguir en obra negra.

Encaminé mis pasos hacia el ayuntamiento. No hubo posibilidades de perderse. Todos sabían dónde estaba la alcaldía, frente al parque, donde estaba el quiosco, donde sol, viento y polvo eran más visibles para los visitantes, donde era difícil encontrarse a un peatón.

En el inmueble oficial no estaba el entonces presidente municipal José Filogonio Vargas Torres. Uno de sus regidores nos ayudó. Nos llevó a los terrenos donde estaría Audi. Recorrimos un camino de terracería y llegamos hasta donde podíamos ver los municipios colindantes, destacados por los cascos de hacienda.

Cuando planeamos regresar a Puebla, un local con venta de carnitas mitigó nuestra hambre. Antes de iniciar la vuelta, un vecino de la zona calculó que una hectárea en San José Chiapa costaría menos de 50 mil pesos. Hice la cuenta, sin remedio. De a cinco pesos por metro cuadrado, en ese entonces. Recuerdo que le dije a Genaro que pronto empezaría la compra de terrenos para impulsar proyectos diversos, sin olvidar que algunos funcionarios harían negocio.

Por el periódico El Popular me enteré que este martes el periodista Sergio Mastretta y Puebla contra la Corrupción y la Impunidad presentan el libro Trama Audi, el cual, entre otras cosas, revela que la empresa alemana pagó 65 mil 217 pesos por cada hectárea, digamos que casi el precio que aquél vecino me llegó a platicar.

Sin embargo, cabe destacar que la investigación revela que el gobierno estatal destinó 523 mil pesos por cada diez mil metros cuadrados, más de 10 veces lo que la firma automotriz desembolsó para adquirir la superficie donde está actualmente.

Mastretta (que cuánta falta hace al periodismo local) y la asociación civil exhiben operaciones financieras opacas, adjudicaciones directas de obra pública alejadas de la rendición de cuentas, la apropiación de tierra con prácticas ilegales, así como alianzas con poderes fácticos, según el resumen que pude leer en el diario de su preferencia, el cual adelanta que se han descubierto dos funcionarios del entonces gobierno estatal que estuvieron involucrados en la transacción y quienes, de la noche a la mañana, prácticamente, se convirtieron en ejidatarios de esa región.

Con tres años en la fabricación de automóviles, nadie duda que Audi es una parte importante para la economía de la entidad; es más, es también importante para la economía de Tlaxcala, ante la colindancia con ese estado. Empero, eso no impide conocer los negocios sucios que se hicieron por debajo de la mesa.

No conozco todo el contenido del libro, pero debe ser de lectura obligada, no sólo para poblanos, para el público en general, sobre todo para desmitificar el sexenio del gobernador Rafael Moreno Valle, cuya trágica muerte no debe prohibir investigaciones sobre sus obras y programas, porque ahora nos detenemos en el caso Audi, el más grande de su administración; pero, hay mucha tela de donde cortar, mucha. La lista es larga y sólo hay que abrir los expedientes, aprovechando ahora que no hay posibilidades de clasificar como reservados, cuando más de uno de aquellos exfuncionarios tienen problemas para conciliar el sueño, porque saben de sus pecados.

Y recuerde: nadie es completamente bueno ni completamente malo.

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