La complementariedad de pareja

  • URL copiada al portapapeles

Alma MORADA


Septiembre 13, 2019

Dentro de la cultura heteropatriarcal mujeres y hombres hemos aprendido a amar de una manera errada que nos ha llevado a la construcción de relaciones amorosas insanas; constantemente emerge la idea de creer que cuando conozca a la persona “ideal” seré feliz y estaré completa/o. Entonces pasamos la vida buscando esa persona que trae consigo la promesa de complementariedad. Esta idea es riesgosa, en tanto no seamos capaces de diferenciar el amor de pareja del amor propio. Por ende, el gran riesgo es perdernos a nosotras mismas/os o vivirnos incompletas/os por el hecho de no tener pareja. Lo opuesto a amar de esta forma aprendida, es el ejercicio de amar en libertad. Dicho ejercicio comienza con el autoconocimiento, el autorrespeto y la autonomía; con estos elementos somos capaces de poder ofrecer y recibir (con determinación de merecimiento) a una pareja que no busca ser feliz a partir de alguien o hacer feliz a alguien, sino de compartir el bienestar mutuamente. Es así que la complementariedad no existe en función de la pareja, sino en cada ser humano que sabe hacer un camino propio, que se construye a cada momento, que se responsabiliza de sí misma/o, que tiene planes y sueños y que vive en función de su deconstrucción.

Para ello habrá que comprender que estar con alguien bajo condición de cualquier título (novia/o esposa/o), sin importar el poco o mucho tiempo juntos o las circunstancias de la historia en pareja, nada nos da ningún derecho de entrar a la vida de otra persona a “romper” algo dentro de ese íntimo universo (que es la otra persona).

Dejemos de asociar el amor con historias de dolor, con la transgresión del sacrificio, con la pérdida de sí misma/o y con la pérdida de libertad.

Si queremos permanecer, no dejemos de mirar la impermanencia. Resignifiquemos todas las formas posibles de amar. Predominemos el respeto sobre el amor. Comprometámonos con nuestro crecimiento personal para poder ofrecer lo más brillante a la relación. Antes de eso, para ser felices sin buscar que alguien más venga a darme esa felicidad. Trabajemos por nuestra complementariedad personal y disfrutemos de lo más valioso de amar en libertad: la convicción de la persona que amo al elegir quedarse a mi lado y viceversa, para acompañar y admirar la grandeza de cada ser. Porque otra forma de amar es posible.

Alma Morada

  • URL copiada al portapapeles