POR BRENDA PALACIOS

Las crecientes acciones en torno a la despenalización del aborto en Puebla, México y en otros países de América Latina han logrado que casi todo lo relacionado con este evento obstétrico ocupe actualmente buena parte de la agenda mediática.

Una de nuestras principales actividades en el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (Ovigem), programa del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del Estado de Puebla, es el monitoreo y el análisis de las notas que abordan problemas sociales relacionados con las mujeres y el género. Por supuesto, eso incluye el aborto.

De las notas sobre este tema hay muchas cosas que me inquietan, pero sobre todo me desconcierta que para representarlo se usen de manera tan recurrente ilustraciones de fetos completamente formados, fotografías de mujeres con embarazos avanzados (incluyendo las que forman un corazón con las manos y las colocan en su vientre), fotografías de niñas con panzas enormes abrazando juguetes, e incluso neonatos.

El problema de la utilización de estos materiales gráficos es que muestran una imagen irreal de un embarazo de menos de 12 semanas —en esa etapa ni siquiera se nota— y del aborto. ¿Qué significa esto? Que las fotografías e ilustraciones de este tipo, lejos de proporcionar información objetiva y científica, reproducen estereotipos sobre la gestación y estigmatizan a las mujeres desde una edad temprana.

Además, estos recursos gráficos influyen en la percepción que la sociedad tiene del embarazo y de su interrupción. Refuerzan, también, los mitos que rodean al aborto y obstaculizan su comprensión como un tema de salud pública.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto como la interrupción del embarazo cuando el feto todavía no es viable fuera del vientre materno. Mientras que la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia lo define como “la expulsión o extracción de su madre de un embrión o feto de menos de 500 gramos de peso, que se alcanza a las 22 semanas”.

Cuando se habla de aborto y su despenalización en el contexto actual, se alude a la interrupción de un embarazo de 12 semanas o menos de gestación, en la que el feto mide aproximadamente 5 cm y el embarazo ni siquiera es perceptible aún.

Entonces, habría que buscar una forma distinta (y más creativa) de representar este evento obstétrico en las notas informativas y demás productos comunicativos, sin recurrir a los materiales gráficos ya mencionados. Esto con el fin de comunicar una imagen más fiel de la realidad y evitar visiones estereotipadas o confusas sobre el embarazo y el aborto.