El invitado perfecto

Siempre se habla de la boda o el evento perfecto

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Siempre se habla de la boda o el evento perfecto, de los anfitriones perfectos, pero ¿qué hay de los invitados?, ¿pueden también ser perfectos? Obviamente sería lo ideal, pero en muchas ocasiones nuestra cultura y costumbres distraídas no permiten que esto exista.

Pensar en ser un invitado perfecto, creo que no es tan difícil. De entrada lo ideal sería agradecer la invitación personalmente, a través de una llamada, o de un mensaje y lo más pronto posible confirmar o no nuestra asistencia al evento.

Que seamos considerados como invitados, conlleva un compromiso de nuestra parte, pues de entrada se debería entender como un honor que requieran de nuestra presencia, por muy sencillo que sea el evento al que nos convocan.

En caso de que sepamos que no podremos asistir, lo ideal es avisar a los anfitriones lo más pronto posible, externando nuestras disculpas. Lo perfecto sería hacerlo con un presente.

Si decidimos asistir, sugiero como primer punto leer muy bien la invitación, para considerar los tópicos que describen, como: códigos de vestimenta, direcciones, indicaciones, y por supuesto horarios. En la actualidad los eventos tienen una planeación minuciosa de actividades pensadas para los invitados, como un coctel, una ceremonia, una recepción, en fin... todas con determinado orden que como invitados debemos respetar.

En cuanto al código de vestimenta, es importante prestarle atención y acatar las peticiones de los anfitriones; analizar el lugar, para saber qué vestimenta llevar y no incomodar a nadie, mucho menos a nosotros mismos. Recordemos que uno de los códigos para mujeres en bodas es no utilizar vestimentas blancas o con escotes muy pronunciados. Y hombres, jamás usar mezclilla, aunque el dress code diga casual informal. Ir lo mejor vestidos posible es una forma de agradecimiento y honorabilidad hacia quienes nos consideran. Además, no olvidemos que seguramente nuestra imagen quedará presente en las fotografías que tomen ese día, por el resto de la vida.

En cuanto a los horarios, respetemos los tiempos marcados, y al llegar ocupemos los lugares que nos han asignado para disfrutar de la fiesta. Agradezcamos la comida, en fin pasémosla bien, sin excedernos en copas, para no incomodar a nadie. Bailemos y charlemos gozosamente que para eso hemos sido convocados. Las fiestas son para ello.


Ser un invitado perfecto es posible ¿Está usted dispuesto a serlo en su siguiente evento?

*Planeadora de bodas.

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