La fiesta nocturna que constata el descontrol en las cárceles de Guatemala

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Invitada


Septiembre 27, 2019

POR PATRICIA PERNAS

Una fiesta nocturna en el interior de una de las cárceles de Guatemala, uno de los países más violentos del mundo, ha vuelto a poner de manifiesto un secreto a voces: el descontrol que reina en los centros penitenciarios del país.

Cárceles con condiciones deplorables e insalubres, hacinadas, con asesinatos y motines. Así es el día a día del sistema penitenciario, del que las autoridades, como han reconocido en varias ocasiones, no tienen el control. Y la supuesta fiesta en una de ellas es una muestra de esta situación.

El guateque

El lunes por la noche comenzó a circular por las redes sociales un video grabado en los alrededores del Centro Preventivo para Hombres de la zona 18 de la capital, en el que se escuchaban música y silbidos. Más tarde se supo que en el interior habían pasado la noche 200 mujeres y 90 niños, quienes salieron a primera hora del martes.

De los pormenores de esta fiesta se sabe poco. Sólo que se celebró en el sector 11 de esta cárcel, donde están recluidos miembros de la pandilla Barrio 18, una de las más peligrosas del país, y que pudo deberse a la conmemoración del “Día del Reo”.

Una festividad que, según los medios locales, celebraron hasta altas horas al ritmo de reguetón, merengue y música de banda.

Más de tres días después, las autoridades siguen sin dar explicaciones de este hecho. Desde el Ministerio de Interior y del Sistema Penitenciario se han limitado a decir que están investigando lo que sucedió y que dirimirán las responsabilidades oportunas.

Pero la polémica hizo que el vicepresidente de Guatemala, Jafeth Cabrera, reconociera que hubo un fallo en el sistema de seguridad, asegurando que se debe mejorar la vigilancia para evitar hechos como éste.

Sin embargo, el que no ha salido a dar la cara ha sido el nuevo director del Sistema Penitenciario, Jonathan Pier, que asumió el cargo el pasado 13 de septiembre.

Para Corinne Dedik, investigadora sénior del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, es “peligroso” que los visitantes se queden en la cárcel, pero asegura que las fiestas en los centros ocurren “con mucha frecuencia” y en “diferentes modalidades”.

Fugas y asesinatos

Además de las drogas, el alcohol o las armas que las autoridades localizan en las cárceles en cada requisa, hay otros secretos que esconden estas paredes frías y oscuras: los homicidios y las fugas de los internos.

La última escapada tuvo lugar la semana pasada. El viernes, un total de 19 internos que estaban recluidos en una cárcel en la subestación policial de Santa Eulalia de Huehuetenango huyeron, y al menos 2 continúan aún prófugos. Todavía no se sabe cómo ha podido pasar.

Cárceles saturadas

Mientras la población cree que para acabar con la delincuencia basta con atrapar a los malhechores y enviarlos a la cárcel, diferentes organizaciones internacionales y nacionales vienen alertando desde hace años sobre la situación real que viven los presidios del país.

Además de los 14 centros que están bajo la custodia de la Policía Nacional Civil, el Sistema Penitenciario tiene a su cargo 22 cárceles con una capacidad para poco más de 6 mil reclusos, pero actualmente hay 25 mil 339 internos, de los que 13 mil 167 cumplen sentencia y 12 mil 172 guardan prisión preventiva.

Estas cifras suponen un crecimiento abismal en los últimos años, pues en 2008 la población reclusa era de aproximadamente 8 500 personas. Casi el triple. Y los últimos informes señalan que Guatemala se localiza entre los diez países con mayor hacinamiento carcelario a nivel mundial, tal y como informa el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales.

La tasa de ocupación es ya del 370 por ciento, y con estas cifras es “imposible mantener un control adecuado”, porque hay “7 presos por una plaza” en condiciones, además, “precarias, inhumanas y con escasez de servicios básicos”, agrega Dedik.

Y este hacinamiento, la puerta para seguir delinquiendo, hace que los prisioneros se vuelvan más violentos y agresivos, y que las autoridades tengan más dificultades a la hora de clasificarlos y organizar programas de reinserción.

Foco de violencia

Los centros de detención del país son, además, el epicentro desde donde las organizaciones criminales y las pandillas fraguan muchas de sus operaciones delictivas: extorsiones, asesinatos premeditados u operaciones de narcotráfico.

Así lo han evidenciado numerosas investigaciones presentadas por las autoridades, que día a día notifican a los presos de nuevas órdenes de detención por nuevos delitos. Los internos delinquen desde las propias cárceles.

El Índice de Denuncias de Delitos, presentado el año pasado por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, señalaba que éstos y otros factores se traducen en un problema para la seguridad ciudadana, porque no hay “suficientes controles” ni seguridad interna que permitan el óptimo funcionamiento del Sistema Penitenciario.

* Analista internacional 

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