¿Somos sapiens o nos creemos Sapiens?

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Martín CORONA


Octubre 15, 2019

Humanos, una breve historia de cómo lo jodimos todo, leí el título en la librería y no pude resistirlo. Apenas un par de párrafos del prólogo y quedé enganchado. No es posible resistir en este momento del mundo un análisis irónico de lo que vivimos a diario, el resultado de decisiones absurdas, ridículas, ególatras y plagadas de eso que inevitablemente nos hace humanos y no nos enorgullece en lo más mínimo. Porque en verdad, no sé bien a bien quién nos convenció de nuestra extrema inteligencia, de confiar ciegamente en que los sistemas y medidas creadas por nosotros mismos son mejores que cualesquier otros. Hoy estamos más ocupados en descubrir el origen del planeta que en entender, por ejemplo, a los delfines o, mucho más cercanos entender el idioma de los perros y los gatos. Basta checar la inversión en millones en ciencia espacial y la nula investigación en comprensión de otras especies. Claro que hay una excepción: cuando vender más croquetas es el objetivo.

Y el libro nos va mostrando ejemplos maravillosos partiendo de una crítica de nuestra propia cognición y sus absurdos juegos que ni nosotros entendemos y, peligroso asunto, tampoco conocemos. El ejemplo a flor desde el renacimiento y hasta nuestros días es la avaricia. Una vez culturizados, no hay nada que detenga la voracidad de los seres humanos, que hemos sido capaces de cualquier cosa con tal de seguir acumulando y ganando dinero. Por fortuna son no cuestiona ese imaginario igual de absurdo que sus consecuencias.

Este libro se auto define desde el primer capítulo como “una historia de los fracasos de los varones; y, en la mayoría de las ocasiones, de los varones blancos. Es así porque habitualmente fueron los únicos a los que se dio la oportunidad de fracasar”. Así que discurre entonado en la crítica de la propia historia y el enfoque de empoderar a mujeres, niños y hombres no europeos-blancos.

Una de las críticas más fuertes y aceptadas hoy más que nunca de forma universal, es el abuso de los ecosistemas; es decir, la sobreexplotación de la naturaleza. Sin embargo, es un tema tan espinoso y difícil de aterrizar que el autor prefiere utilizar ejemplos del pasado muy remoto. Quizá porque si usara ejemplos actuales, poquísimas industrias quedarían libradas. El ejemplo más simple es que la mayor parte de los asentamientos humanos en todo el planeta se dieron alrededor de ríos y lagos, indispensables para la agricultura, sin embargo, no hay que ser demasiado inteligentes ni investigar mucho para darnos cuenta de que esos afluentes están, en el mejor de los casos, muy contaminados y, a menudo, arrasados, destruidos y entubados. Somos la única especie que echa al agua sus desechos, pero somos un 70 por ciento agua. Y con todo eso nos autodefinimos como homo sapiens.

Y en el mismo rubro, uno de los temas que vemos como normales y son la causa de grandes conflictos cotidianos: el cambio de vías para los ríos. No sé en su caso, pero en mi casa hay un río a menos de 100 metros que cada vez que llueve sale por las coladeras e inunda, casas, carreteras y, en breve, inundará el estacionamiento subterráneo de un edificio de 25 pisos que construyeron, exactamente, junto al río. No somos tontos, creo que superamos con creces nuestras propias marcas.

Y qué decir de esa necesidad de buscar un líder, esa manía humana de culpar a alguien cuando las cosas salen bien o mal, pero nuestro ser social evita a toda costa la responsabilidad y, casi siempre, terminamos por confiar en otros para, por ejemplo: gobernar, legislar y administrar nuestra existencia en el planeta. Y, obviamente, en muy contadas ocasiones eso tiene buenos resultados. Y si no, habrá que checar los totalitarismos e imperios que tantas y tantas vidas humanas cobran una y otra vez.

Humanos, Una breve historia de cómo lo jodimos todo nos deja la duda de si es verdad que en 30 años acabaremos los recursos de la tierra o, quizá, más bien acabemos preguntándonos cómo hicimos para llegar hasta aquí. Recomiendo este libro, pero no ampliamente; a las personas que siguen creyendo a ciegas que todo tiempo pasado fue mejor les pido que ni se asomen. Tampoco quienes quieran encarar desde una visión religiosa dogmática, y muchísimo menos a los académicos rigurosos que consideran que si no tiene cita APA actualizada, no tiene validez ninguna lo escrito. Para todos los demás este libro les hará pasar un rato agradable, reirán mucho y, al final, seguro re pensarán seriamente su ser en el mundo, sus privilegios y ese mito de racionalidad que todos en mayor o menor medida ostentamos con orgullo.

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