Crecer en la adversidad
No hay lonche gratis… lo bueno cuesta… si fuera fácil, cualquiera lo haría…
No hay lonche gratis… lo bueno cuesta… si fuera fácil, cualquiera lo haría… Seguramente son frases que has escuchado o incluso dicho a alguien en algún momento de tu vida… y más en nuestros días de constante cambio, innovación y nuevas posibilidades, en los que nos enfrentamos a situaciones cada vez más complejas y que nos demandan mucho más. Por supuesto que enfrentarlas nos exige más trabajo, más dedicación, más frustración, más estrés, más concentración, más tiempo… Hacer que las cosas sucedan requiere de esfuerzo, y a veces mucho más del que estamos acostumbrados a dar… y es normal sentir frustración y miedo. Sin embargo, lograr que las cosas sucedan es un proceso. Por supuesto que lograr el objetivo es clave, pero el proceso es el que nos enriquece, el que nos enseña y el que nos reta constantemente… La actitud con la que enfrentamos los retos y transitamos por el proceso, es de gran relevancia para convertirlos en una oportunidad de aprender y crecer. La adversidad nos pone a prueba y saca de nosotros lo mejor y lo peor… y ése es un riesgo que existe cuando dejamos que el lado obscuro sea el que nos guíe. Pero si transitamos las situaciones con una actitud reflexiva, de aprendizaje, de enfoque, de experimentación, de colaboración, de ayuda… estoy seguro que no sólo lograremos resolver aquello a lo que nos enfrentamos, sino que en el proceso lograremos transformarnos y crecer… Lo anterior no sólo aplica a las personas, puesto que a nivel de las organizaciones también pasa. Múltiples proyectos, más competencia, nuevos mercados, nuevas tecnologías… y así, un sinfín de situaciones ponen a prueba los recursos y capacidades de las organizaciones. Y si ya lo están pensando, la actitud también importa. No es lo mismo enfrentar situaciones complejas y altamente retadoras dentro de las organizaciones con una cultura que busque siempre el control, o con poca o nula tolerancia a equivocarse, o con visión de corto plazo y aferrada a decisiones inamovibles. Los desafíos requieren algo que me gustaría llamar “plasticidad organizacional”, que es para mí el recurso más valioso que una organización puede tener en estos días. Una capacidad de reconocer que ya nada está escrito, y que los supuestos y paradigmas que han sido exitosos antes, ahora podrían estar totalmente obsoletos. Una capacidad que permita estar alerta y con una actitud de aprendizaje constante, de apertura al error y de las enseñanzas que nos deja, una capacidad de ser flexible para cambiar las decisiones y romper las estructuras. Una capacidad que nos permita construir y deconstruir… La adversidad es el mejor amigo que tenemos, tanto las personas como las organizaciones… Por supuesto que sólo si somos capaces de reconocer las posibilidades que nos brinda, y si estamos dispuestos no sólo a pasar por el proceso, sino a aprovecharlo como una oportunidad única de desarrollar nuestra plasticidad… y de crecer… Director del Departamento de Gestión y Liderazgo, Región Sur. Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey en Puebla
@JorgeAOT |
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