Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Octubre 22, 2019

El pasado jueves 17 de octubre, Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, fue detenido en Culiacán, Sinaloa; sin embargo lo liberaron horas después. Los televidentes, estupefactos, vimos las imágenes que daban cuenta del terror que se vivió en dicha entidad.

Desde las 15.30 horas, la ciudad paralizada por los enfrentamientos armados en diversas áreas, la población desesperada, lo mismo que en bancos, tiendas de autoservicio y hasta en estacionamientos corrían para resguardarse, o se ponían pecho abajo para proteger a sus hijos de ser alcanzados por las balas.

Obvio decir que cundió el pánico y las imágenes aéreas que se difundieron a través de los medios de comunicación y redes sociales eran la de una ciudad en guerra, en estado de indefensión. Entonces cambió la historia de nuestro México y hemos pasado a ser un narcoestado.

Está visto que no hay gobierno, y el gabinete de Andrés López ha quedado por demás rebasado por narcotraficantes, sicarios y hasta por los 51 reos fugados del penal de Aguaruto, aprovechando la revuelta.

Por la noche, el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, explicó a Reuters que se decidió dejar en libertad al hijo del Chapo Guzmán con el objeto de proteger vidas.

Por su parte, Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa, dijo que el personal de las fuerzas de seguridad actuó de manera precipitada y con falta de planeación, además de que se desestimó el poder de la fuerza y convocatoria del grupo del hijo de Joaquín El Chapo Guzmán.

En el mundo, la noticia ha corrido como lo es, tal cual pólvora, y han destacado: New York Times, de Estados Unidos: Hombres armados del Cártel de Sinaloa paralizaron el jueves una gran ciudad mexicana, desatando gran cantidad de disparos automáticos a plena luz del día en una asombrosa muestra de fuerza, después de que los soldados arrestaron y luego liberaron a Ovidio Guzmán López, el hijo del infame señor de la droga Joaquín Guzmán Loera. El desarrollo fue una humillación para el gobierno. Sputnik, de Rusia: La operación militar para detener con fines de extradición a Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, fue precipitada y mal planeada.

BBC, Inglaterra: El jueves Culiacán se vio sumida en el caos tras la captura temporal de uno de los hijos de El Chapo, acusado de tráfico de drogas en Estados Unidos, fue liberado por las autoridades cuando el cártel superó en fuerza a la patrulla que lo capturó.

El Clarín, de Argentina: El clima en Culiacán es de terror y también de indignación. Opina que el narco le torció así otra vez el brazo al gobierno de López Obrador, y el clima general en México es de indignación.

¿Será que con estos ejemplos el presidente López Obrador siga pensando que lo ocurrido no afecta la imagen de su gobierno, ni tampoco envía una señal de debilidad? Diría que México sigue a paso veloz a Venezuela, donde no hay gobierno y los civiles están a merced de un dictador y del crimen organizado.

La decisión tomada habrá de recrudecer la violencia. Maquiavelo citó que “El que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra.” Al tiempo...

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