Doctor Sueño: para la reconciliación

Al escritor de historias de horror Stephen King nunca le gustó la adaptación al cine que de su novela El resplandor hiciera Stanley Kubrick en 1980

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Al escritor de historias de horror Stephen King nunca le gustó la adaptación al cine que de su novela El resplandor (The Shinning, 1977) hiciera Stanley Kubrick en 1980, y sin embargo la película es una obra maestra. Mike Flanagan, director experto en adaptaciones de la obra de King, ha buscado reconciliar a ambos creadores con Doctor Sueño (Doctor Sleep, EU/RU, 2019) reuniendo la perspectiva de ambos en esta secuela protagonizada por Ewan McGregor y Rebecca Ferguson.

Basado en la novela homónima de King, Flanagan nos presenta a Danny Torrance (Ewan McGregor) quien cuarenta años después vive aún con las secuelas de los terribles sucesos ocurridos en el hotel Overlook cuando era apenas un niño de cinco años. Durante este tiempo ocultó ese poder que se reveló por una fuerza metafísica yaciente en el hotel, poder que él nombra resplandor. Sin embargo no es el único que lo posee y ahora, una pequeña de 12 años con ese poder le pide ayuda para enfrentar a una pandilla de seres que asesinan a personas como ellos para alimentarse de su resplandor y vivir largamente. Ello hará que Danny regrese a su pasado y al hotel donde todo comenzó.

Hay enormes diferencias entre la novela El resplandor y la adaptación de Kubrick, diferencias que causaron el rechazo categórico de Stephen King. Las motivaciones y profundidades de los personajes en la versión de Kubrick no se ajustan a lo creado por el escritor, ni algunas situaciones, pero en especial el tratamiento de la historia, que en el texto de King es “fuego” mientras que en la pantalla de Kubrick es “hielo”, según el escritor. El tema y la premisa originales fueron “desviados” por Kubrick, declaró en su momento el escritor, tanto que final es opuesto a lo que en la novela señala. Es por ello que en 1997 Stephen King alentó y participó en otra adaptación, ahora para la televisión, que pasó sin pena ni gloria, mientras que la cinta de Kubrick es considerada una obra maestra, logrando un lugar en la historia del cine.

En 2013 King publica Doctor Sueño, la secuela de su obra de 1977, como queriendo recuperar sus personajes y su propia historia para compensar el “daño” causado por la película de Kubrick. El director Mike Flanagan, quien tiene gran experiencia adaptando las historias de King, se propuso no solamente adaptar esta secuela sin traicionarlo, sino reconocer la genialidad de Kubrick al mismo tiempo. Empresa muy arriesgada y destinada a un sonoro fracaso, y sin embargo no fue así. La película de Flanagan logra esa reconciliación.

Flanagan se ajusta a las dimensiones de los personajes creados por King, cuya existencia, al igual que los de toda su obra, transcurre en la superficialidad de la cotidianidad gringa hasta que algo sobrenatural los saca de esa rutina para mostrar su lamentable superficialidad, tal y como se crean las historias de horror a la gringa. Pero lo interesante es que en ese marco, Flanagan recurre a las imágenes icónicas de Kubrick tratando de recuperar su críptica versión de esta historia para cerrarla. Así, el laberinto del hotel, la máquina de escribir con una novela en proceso en la gran mesa del salón, la alfombra con diseño setentero, los fríos pasillos, el inquietante silencio del salón dorado en contraste con el jazz de principios del siglo XX, la habitación de los Torrance y el encuentro en la escalera del hotel Overlook son esas imágenes que recuperan a Kubrick pero ahora con los personajes y en situaciones de la inmediatez al estilo King para agrado de los espectadores sin pretensiones y calmar en algo a los que aman al cine de Kubrick.

Doctor Sueño es más que una secuela, es el trabajo mediador de un cineasta que no quiere competir con la genialidad de Stanley Kubrick pero tampoco quiere hacer un cine de horror superficial al estilo de la industria cultural hollywoodense y propio de la literatura de Stephen King. Flanagan logró unir el Ying con el Yang no para mezclarlos, pero si para la reconciliación.

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