“Un violador en tu camino”. La protesta feminista que retumba en el mundo

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Invitada


Diciembre 07, 2019

POR JULIANA VIVAR VERA, JULIETA CABALLERO HUELGAS, DARIEN LUCERO CAMARILLO

“Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni como vestía” fue parte del performance con el que el colectivo chileno conocido como Las Tesis, protestó el mes pasado contra el Estado por su ineficacia para prevenir y castigar el acoso y la violencia hacia la mujer. Sin embargo, no fue exclusivo de Chile, varias mujeres en distintos países alrededor del mundo comenzaron a replicarlo, entre otros, Alemania, Colombia, España, Francia, Argentina y México. Cada uno acopló la letra a su contexto social, manteniendo la idea de que el Estado y la sociedad no actúan para resolver la situación de violencia contra las mujeres. A través de su letra, se simboliza la añeja lucha feminista con elementos comunes de reprochabilidad.

La ineficacia del Estado en temas de seguridad no es nueva, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública (ENVIPE) 2019, existe más del 90 por ciento de impunidad en nuestro país y de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), 2 mil 833 mujeres han sido asesinadas en lo que va del año, de las cuales solo el 25.6% de estos casos son investigados como feminicidio, considerado como la máxima expresión de odio hacia las mujeres por razón de género; además según ONU México en 2018 se registraron 711,226 mujeres que sufrieron algún tipo de delito sexual, de las cuales 40,303 fueron violaciones sexuales.

Como una nueva forma de protesta, las mujeres del colectivo Las Tesis cantaron contra el Estado y reivindicaron su lucha. Quizá para muchos fue irrelevante o motivaron la burla, pero ese día las mujeres encaminaron a la sociedad mundial a exigirle al Estado que brinde seguridad y justicia para todos, que ya no sea un violador, asesino o secuestrador, que deje de ser parte del problema y se convierta en la solución.

En el himno, se acusa de manera directa la violencia que establece el sistema patriarcal y que es ignorada deliberadamente por la sociedad y por las autoridades, a pesar de la existencia de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, laConvención de Belém do Paráy demás instrumentos internacionales y Protocolos de actuación ante casos de violencia de género; el himno así, es un mensaje contra la cotidianeidad y normalización de la violencia de género, por eso, “La culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía” refleja la revictimización que continúa perpetrándose por la resistencia de aplicar justicia diferenciada con perspectiva de género, a pesar de las múltiples sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como las pronunciadas contra el Estado mexicano por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, desde el Caso González y otras (“Campo Algodonero”) de 2009, hasta el más reciente de fecha 28 de noviembre de 2018, el Caso Mujeres Víctimas de Tortura Sexual en Atenco, donde se estableció que fue gracias a las faltas de medidas de protección a las víctimas, prevención de crímenes, intromisiones en el proceso por la mismas autoridades locales y federales y la constante discriminación hacia las víctimas por su calidad de mujeres, fueran las causantes de que estos delitos siguieran perpetuándose, quedando impunes.

Los protocolos debieran seguirse desde el espacio cómodo y seguro para la narración de los hechos de las mujeres ante un posible caso de violencia contra ella, hasta brindar tratamiento de emergencia médico y psicológico, exámenes completos y detallados, así como actuaciones diligentes de recabación de pruebas y brindar asistencia especializada jurídica gratuita. Lamentablemente esto no ocurre, el tratamiento generalizado para la mujer es como víctima propiciatoria, el resultado es que muchas de ellas desistan de hacer las denuncias o no continúen el proceso.

La sentencia con señalamiento directo, “el violador eres tú”, traslada a quien merece la culpabilidad, es decir, el Estado con sus leyes, sus estructuras, sus actores, la sociedad patriarcal, todos ellos contra las mujeres, por el simple hecho de serlo.“El Estado opresor, es un macho violador”, sentencia la falta de políticas públicas que trabajen en torno a la prevención y erradicación de la violencia contra de las mujeres.

La viralización y réplica del himno en los diversos contextos geográficos, muestra que la violencia de género no es exclusiva de un país, que la evolución de pensamiento sigue despreciando lo femenino y que éste queda fuera del reconocimiento de la dignidad. La tarea no es exclusiva de la mujer, por tanto, es esencial que, en protestas, en diálogos y reflexiones, en exigencias, propuestas y soluciones, los hombres estén presentes, pues tenemos en común una esencia, que obliga a solidarizarnos con la vejación por motivo de la diferencia natural de sexo que pareciera con intención de la extinción de una parte de la especie humana: la mujer.

*Profesora de Derecho en el Tecnológico de Monterrey

**Estudiante de la Licenciatura de Derecho. Tecnológico de Monterrey.

***Estudiante de la Licenciatura de Derecho y Ciencia Política. Tecnológico de Monterrey

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