Transformarse y crecer… requiere de reflexión

El día a día nos come, nos lleva, nos mete en una dinámica que no para y que sólo tiende a incrementarse

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El día a día nos come, nos lleva, nos mete en una dinámica que no para y que sólo tiende a incrementarse… las responsabilidades que tenemos en cualquier nivel (familiar, profesional, etc.) nos apagan el chip de la reflexión… de la autogestión…

Vamos por nuestra vida transitando y sacando los pendientes, conectados con todos, pero no con nosotros mismos… Perdemos de vista que nuestra principal responsabilidad radica en convertirnos en la mejor versión que podamos ser, y que esto al final se reflejará en nuestras relaciones, en lo que dejamos a los demás y en el nivel de impacto que podemos dejar en nuestro paso, en nuestro caminar…

La inmediatez y la cultura de la conexión nos han estado educando para privilegiar lo rápido, lo fugaz, lo superficial... y estamos perdiendo de vista lo sustantivo. Pocas veces contamos con el tiempo suficiente, y hasta el valor, de voltearnos a ver a nosotros mismos y reconocernos… amarnos… pero también criticarnos, para poner sobre la mesa aquello que necesitamos mejorar o de lo que nos podemos apalancar. El proceso de introspección se está olvidando, y el ritmo de la vida se lo está comiendo…

Sin reflexión no hay crecimiento, sin crecimiento no hay transformación… al menos no una transformación consciente y que nos lleve a un resultado deseado, buscado, diseñado. Perdemos la oportunidad de trabajarnos… y de construirnos… de reafirmarnos y de transcender…

Transitamos por nuestra zona de confort y nos limitamos a los impactos esperados. Podemos ser más… necesitamos ser más… por nosotros y para los demás…. Y la reflexión es un mecanismo clave para poder hacerlo. Reflexionar requiere tiempo, pausa, entrenamiento, capacidad de observar, capacidad de analizar, capacidad de cuestionarse y de aceptar que para algunos temas no tendrás las respuestas… No podemos dejar que la inercia de nuestra vida nos determine… necesitamos tomar el timón y llevar el barco a los mares que nos convienen, a los mares que nos reten, a las aguas que nos transformen…

Te invito a aprovechar el espíritu de la época, para adentrarte en un proceso personal de reflexión que te ayude a reconocerte, a confirmarte, a impulsarte… y a tomar el control de tu propio desarrollo y futuro.

El futuro se diseña… y lo diseñas tú.

Director del Departamento de Gestión y Liderazgo, Región Sur

Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey en Puebla

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@JorgeAOT 

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