Cayó Lozoya. ¿Quién sigue?

Si algo tiene el presidente López Obrador es el total alineamiento de los astros.

La vecindad Podcast

Memorias del Crimen

Si algo tiene el presidente López Obrador es el total alineamiento de los astros, para sortear cualquier dificultad que se le presente. Cuando menos eso parece en los primeros quince meses de su gobierno.

Surgen problemas, se atora en un tema, le piden cuentas de algunos asuntos, inicia un leve descenso en las preferencias ciudadanas y de pronto surge el tema que lo rescata de esa eventual dificultad.

La detención de Emilio Lozoya Austin, ocurrida en España después de una larga persecución por diversas partes del mundo, le significa un nuevo bono que le otorga credibilidad a su administración, aunque se requiere de su extradición, lo que puede consumir un buen tiempo que le será redituable.

Falta ver si Lozoya Austin se decide a señalar lo que su abogado, Javier Coello Trejo, asegura: que él no se mandaba solo.

También habrá que ver si no ocurre, como en otros casos ejecutados contra políticos, que las averiguaciones no se encuentran bien fincadas y finalmente el presunto delincuente sale en libertad, luego de purgar unos cuantos años en prisión.

La historia reciente da cuenta de ello y varios exgobernadores se encuentran en libertad después de ser acusados de malversación de fondos, desvío de recursos, enriquecimiento inexplicable y otros asuntos, disfrutando de una buena vida, producto de su riqueza.

El caso del exdirector de Pemex es sumamente emblemático para el presidente de la República, pues puede ser el hilo conductor hacia otros personajes que durante el sexenio pasado fueron señalados como artífices de la corrupción.

Varios de los secretarios del gabinete de Enrique Peña Nieto y directores de dependencias importantes, y hasta el propio exmandatario, podrían ser citados dentro de una extensa averiguación.

Una de las principales promesas de campaña del ahora presidente fue la de terminar con la corrupción, hecho que continuamente refiere como una de los principales lastres del pasado, y un par de hechos recientes podrían darle la razón.

La recuperación de dos mil millones de pesos (tal vez hasta de cinco mil millones) que fueron entregados por el Infonavit, y la detención de Emilio Lozoya Austin pueden ser las banderas que requiere el gobierno federal para dar certidumbre en algunos renglones, principalmente para que retorne la confianza para los inversionistas, que por el momento parecen alejados de la recurrencia al mercado mexicano.

Por lo pronto, seguir las incidencias del caso Lozoya Austin y las denuncias que pesan sobre él en los casos Odebrecht y Agronitrogenados, además de otros asuntos que le serán adjuntados, ponen al exdirector de Pemex en una situación delicada.

 


Qué sucede con estos personajes que hoy sufren de la condena popular y antes eran puestos como ejemplo de las nuevas generaciones políticas del país, con otra educación, conocimientos suficientes para ser puestos al frente de las principales dependencias del país.

En el caso de Emilio Lozoya Austin, es hijo de un exsecretario del gabinete de Carlos Salinas de Gortari, de quien fue compañero y amigo desde la universidad, y nieto de un exgobernador de Chihuahua. Casado con una rica heredera, dónde se perdió. ¿De verdad recibió órdenes, como dice su abogado, o simplemente se dejó atraer por la ambición?

Las historias se repiten entre los hombres del poder.

 

[email protected]

 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa.