Maestra Chispa

Cuando era niña, me encantaba ir a casa de mi abuela materna.

Cuando era niña, me encantaba ir a casa de mi abuela materna, porque tenía perros. Ellos formaron parte importante de la infancia de mis hermanas y mis primos.

Todos tenemos anécdotas divertidas y amorosas con ellos; recuerdo a los hermanos Chiquito y Chiquita, que nos rompieron el corazón cuando se comieron nuestra caja de dulces; el Blacky, que se comía el mandado de mi tía; la Dalila que acompañó a mi hermana hasta el mercado y no dejó que nadie se acercara a la niña de tres años, y el Gordobet, que a pesar de tener patas muy cortas, era muy veloz corriendo atrás de nosotros, que volábamos en las bicicletas.

Los perros son compañeros divertidos, leales y amorosos para la vida de nuestros hijos. Sin embargo, hay perros que tienen como misión iluminar no sólo la vida de una familia, sino de muchas.

En Tonantzintla existe una maravillosa escuela llamada Raíces. Nosotros la descubrimos hace dos años y desde entonces se ha convertido en el amoroso segundo hogar de nuestra hija. En uno de los primeros días que llegamos a dejar a Olivia, se nos acercó una perrita para pedirnos que le rascáramos la panza. Su nombre es Chispa; es la hermosa guardiana de las familias Waldorf.

Su inteligencia rebasa todo mi entendimiento. Sabe que su tarea es defender los pequeños árboles de las tuzas, que también gustan de meterse en los salones a buscar comida. Cuando algún auto que no pertenece a la comunidad pasa por la calle, los corretea ladrando con furia, hasta asegurarse de que se han ido de su territorio. En las caminatas acompaña a maestras, maestros, mamás, papás, niñas y niños en el largo recorrido por el campo de cultivo; mientras los pequeños caminan o juegan, ella ahuyenta a los perros y a los extraños que quieren acercarse al grupo explorador.

Los perros saben su función dentro de cada familia. Nuestra Chispa, sin duda, es la vigilante más valiente, inteligente y amorosa. Cada mañana nos recibe sonriente moviendo la cola; estoy segura de que todas las familias agradecemos su presencia.

A través de su existencia, estamos aprendiendo a amar, agradecer y cuidar a los animales. Gracias, Chispa.

 

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